Tapeo, cocina de guisanderas, platos típicos, renovadores, ambiente de sidrerías, vinacotecas y delicatessens, todo se auna en la capital para mayor gloria del buen comer asturiano.
Algunas fiestas de la ciudad incluyen festivales gastronómicos paralelos como el de la Ascensión o el Desarme, que se sitúan a la cabeza de otras numerosas jornadas donde la gastronomía es la protagonista indiscutible.
Fiesta del Desarme en Oviedo
Las fechas son aproximadas: cada 18, 19, 20, 21 de octubre… es tradición en Oviedo la celebración de El Desarme. Una cita histórica para conmemorar el triunfo de las tropas isabelinas sobre las del general Sanz durante la guerra Carlista. Se supone que, como celebración de la victoria, a los soldados se les premió con una copiosa comida. Después de la “fartura” fueron desarmados mientras dormían la siesta. La analogía con los tiempos presentes es evidente. Para los actuales ovetenses, “desarmar” significa ponerse morados comiendo un menú llamado, a su vez, “desarme”. Desarmados después de la gran pitanza, como si se tratase de soldados, en Oviedo se duerme la siesta sin fuerza para nada más. La celebración se remonta un siglo atrás y tiene un menú específico, un tanto pesado y obligado para todos los restaurantes. Los comensales (que reservan mesa con bastante antelación) sólo quieren comer los tres platos establecidos para esta fecha: garbanzos con bacalao y espinacas, callos y arroz con leche. Casi nada.
Jornadas de «La Ascensión»
Otro plato típico en Oviedo es la carne gobernada. Carne que puede ser de chamón, sazonada, con cebolla y vino, “gobernada” con mucho tiento para dejarla dorada y tierna, acompañada de patatas fritas y pimientos morrones. Esta receta tiene una tradición antigua: se vendía en el mercado ya guisada; las cocineras la preparaban en unos fogones a la vista de los paseantes. El plato forma parte de otra de las citas gastronómicas de Oviedo: las jornadas de La Ascensión, celebradas sin fecha fija en mayo o junio, 40 días después de la festividad de la Resurrección. Es un multitudinario punto de encuentro y de homenaje a los hombres del campo y a los productos de Asturias. Además de feria de artesanía y mercado tradicional, feria ganadera y festival folclórico, La Ascensión incluye un apartado gastronómico donde se da buena cuenta de la carne gobernada. Además se exalta la primavera y su dieta con menestra del tiempo y una tarta de queso con cerezas.
Productos Denominación de Origen
Oviedo es el lugar más idóneo para probar la excepcional calidad de los productos con denominación de origen en el Principado, como la carne roxa o los quesos artesanos de su geografía: Cabrales, Gamoneu, Afuera l Pitu, Ahumado de Pría, quesu de los Beyos, de Porrúa y un largo etcétera relativo a la gran mancha quesera que es Asturias. Otros productos de alta calidad resultan ser los pescados y mariscos que se subastan en las lonjas asturianas, así como las multicolores piezas de una huerta muy surtida.
El plato rey en Oviedo, como en el resto de Asturias, sigue siendo la fabada, con sus fabes de la granja y su compangu, compuesto por morcilla, lacón, tocino y chorizo.
Por supuesto que para regar tantas delicias, y para «bajar la comida», la sidra sigue siendo la bebida número uno: tonificante, diurética y digestiva. Según una costumbre que viene de antiguo, los lagareros de Oviedo y de los concejos limítrofes solían celebrar espichas ocasionales en sus instalaciones para dar a conocer la producción de la temporada. Hoy muchos de estos llagares se han especializado en ofrecer espichas durante todo el año. En ellas degustamos sidra acompañada de empanadas, huevos duros, chorizos a la sidra, lacón cocido, embutidos, quesos y carnes a la parrilla. En los llagares está garantizado un entorno populoso y animado.
La sidra, que está por todas partes, es también una materia prima de primer orden para numerosas recetas ovetenses. Quizás la más famosa sea la merluza a la sidra.
Postres típicos de Oviedo
Los dulces son un punto fuerte de la ciudad, destacando los archiconocidos carbayones, unos riquísimos pasteles hechos a base de hojaldre y una masa de almendra, huevos y azúcar, preparada con una copita de jerez dulce y gotas de limón. Otros dulces dignos de mención son los picatostes, los frixuelos –especie de crêpes-, les casadielles –pasteles de hojaldre rellenos de nuez- o el arroz con leche, cubierto de una capa de azúcar cristalizado y quemado. La repostería tiene su colofón en los refinados bombones de Peñalba y las populares Moscovitas, unas exquisitas pastas de té con baño de chocolate.
Texto: © Ramón Molleda para asturias.com