Entre los miles de tesoros que Asturias esconde, se encuentran las extraordinarias cascadas que ponen el broche final a ciertas rutas. El Xiblu es una de ellas. En realidad son tres en una. Brota de la roca para crear su propio surco, luego rompe sus aguas contra una primera poza que se trasvasa a la siguiente. Va descendiendo de esta forma por el monte, forjando una torrentera de tres cascadas lineales que llegan a alcanzar los 100 metros de altura en total. El Xiblu se precipita salvajemente, sobre todo en época de deshielo. El ruido es ensordecedor.
El torrente y su gran nube de vapor de agua, como una sugerente niebla en el ambiente, pide a gritos una foto. Hay quien dice que su nombre («silbido» en asturiano) le viene dado porque al soplar el viento contra la cascada se provoca una especie de silbido. Pero hay quien sostiene que es lo contrario, que su apodo radica en que es tal el estruendo del agua que no se podría oír ni el más potente chiflido en las inmediaciones. Sea como fuera, esta cascada suscita un buen silbido de asombro.
Cómo llegar a la cascada del Xiblu
No es una misión imposible, al revés, se trata de un ejercicio saludable y moderado al alcance de todo el mundo. De baja dificultad por tanto, aunque extremar la precaución nunca esté de más, sobre todo en el tramo final de aproximación a la cascada, que se torna resbaladizo y requiere atención y prudencia. Pero la cascada del Xiblu no es la única protagonista de la ruta. También lo es todo el camino hasta llegar a ella, ya que transcurre por uno de los hayedos más bonitos y desconocidos de Asturias: el hayedo de Montegrande. Nada menos que la tercera mancha forestal de Asturias en extensión, tras los bosques de Muniellos y Peloño.

Hayedo de Montegrande
Bucólico lugar para olvidarse de todo y dejarse llevar por los sentidos. Toda una sacudida de naturaleza en … Leer más
Dejamos el coche en el parking amplio y gratuito ubicado al principio de la ruta, en la vertiente asturiana del Puerto Ventana, al lado de la carretera AS-228, a medio camino del pueblo de Páramo y la cima del puerto. El itinerario desde aquí es un pequeño recorrido bien señalizado (PR.AS-269) que apenas supera los cuatro kilómetros de ida y otros tantos de vuelta. El camino es sencillo, de hecho los 450 metros iniciales son “sendero accesible”, transitable por personas con discapacidad. Continuaremos después por una pista ancha y prácticamente llana durante los tres primeros kilómetros.
Cuando llevamos andados unos 800 metros nos topamos con una señalización hacia la fuente de Las Vallinas. Cuenta la leyenda que de estas aguas bebían los leprosos con la esperanza de curar su enfermedad. Si queremos descender hasta el manantial hay que hacerlo por unos escalones labrados en la tierra; el acceso no es del todo fácil.

Nuestro paseo por el hayedo de Montegrande nos va deparando más sorpresas, como alguna que otra bocamina de antiguas galerías de carbón, hoy cerradas. El trazado de la pista corta en horizontal el hayedo y atraviesa varias vaguadas, permitiendo la vista de la mole de la Sierra de Sobia o de la zona de Peña Negra. Las ramas de las haya crean un techo natural que sombrea casi todo el sendero. La sombra y la humedad hacen que esta excursión pueda realizarse con comodidad en los días más calurosos del verano. Pero también es idónea para hacerla en otoño, con la vista de las primeras nieves en las cumbres y la espectacular vestimenta ocre de las hayas. Y qué decir de la primavera… el bosque revienta de color con una luz muy especial y además, durante estos meses de deshielo, la cascada está en todo su esplendor.
A falta de poco menos de un kilómetro para llegar al «Xiblu» debemos cruzar un bello puente de madera (¡Ojo que resbala!). Así es como atravesamos el cauce del río Fundil o La Verde, en las inmediaciones de La Ferviencia. Acto seguido continuamos a la izquierda por un sendero que se adentra en el Monte Braniecha. A partir de aquí tendremos que superar unos 100 metros de desnivel. La pista ancha da paso una senda estrecha que se empina y discurre casi paralelo al río de forma poco definida. En los pasos más delicados de este último tramo se han acondicionado escalones para hacerlo más llevadero.
No tardamos en comenzar a oír el agua de la cascada. La humedad y el barro del terreno es considerable y debemos tener cuidado de no resbalar ni tropezarnos.
Una vez que lleguemos a la cascada no dejaremos de admirarla, si bien podemos contemplar su majestuosidad desde diferentes perspectivas. Se puede intentar subir a su parte superior para verla con más detalle, pero debemos hacerlo con muchísima precaución y sólo hasta un punto determinado, sin arriesgarnos más de lo necesario.
Si nos gusta la fotografía y nos hemos llevado el trípode, tendremos aquí un magnífico escenario para sacar fotos de agua con el famoso efecto seda, disparando a velocidades muy bajas.
Ruta de la cascada del Xiblu con niños
Siendo precavidos en el entorno húmedo y resbaladizo que recibe la propia cascada, el resto de la excursión es completamente ideal para hacer en familia y con niños. De hecho es una ruta que por su escaso desnivel, baja dificultad y corto recorrido realizan de forma organizada algunos colegios de la zona con su alumnado.
Otras rutas alternativas cerca del Xiblu
Aunque lo más frecuente es retornar al aparcamiento desandando el recorrido, existe la posibilidad de hacer más largo el itinerario adentrándonos en alguna ruta anexa. Retornando al puente que atravesamos antes de adentrarnos en la senda final, veremos que existe la posibilidad de tomar un camino señalizado a la derecha hacia la hermosa Braña de Las Navariegas, en subida, o hacia el pueblo de la Focella (Foceicha), en bajada, a través del pequeño recorrido señalizado PR AS-156.
Sin salir del Hayedo de Montegrande, y muy cerca del aparcamiento, se puede visitar otra braña, la Braña de las Cadenas, en apenas 4 kilómetros de recorrido en total, ida y vuelta.
Información de interés
Tenemos que acceder por la carretera AS-228 de Trubia al Puerto de Ventana. A tres kilómetros del pueblo de Páramo está el inicio de la ruta, con un amplio aparcamiento gratuito.
- Dificultad: fácil.
- Distancia: 9 kilómetros.
- Duración: Unas tres horas, ida y vuelta.
- Recomendación básica: llevar botas de montaña impermeables y una buena cámara.
- Precaución con los resbalones en las inmediaciones de la cascada.
Fotografías: © Roberto Molero en Flickr