Cuando se sube el puerto de A Garganta, por ejemplo, y se pasa al otro lado de esa niebla con la que a veces nos sorprende, otra parte más de este paraíso se nos aparece en forma de grandes praderías, caserones de piedra y tejados de pizarra; ríos que caen desde lo alto y que, buscando su camino al mar, riegan los campos y dotan de fuerza a mazos, molinos y batanes. Porque entramos en el reino de los ferreiros; del agua, del hierro y del fuego, donde los romanos dejaron su huella. Es un placer perderse por sus bosques y caleyas, encontrando aldeas y pueblos singulares en los que la lluvia pinta de plata sus tejados de pizarra. Eso para empezar. Y luego ya están los ríos, los saltos de agua o cascadas. En los Ozcos hay varias, y entre ellas está la reina, la Seimeira de Murias, en Santalla. Curiosamente, en los Ozcos se llama seimeiras a las cascadas, pero esta se ha quedado con este título para siempre.
La altura de la caída de agua es de 30 metros. Su descubrimiento no es sino la guinda del pastel de una ruta, la PR.AS-116, fascinante y nada problemática. Sale del área recreativa de Pumares, a dos kilómetros de la capital del concejo, y pronto se interna por un bosque donde alisos, fresnos, avellanos, robles y castaños comparten espacio con el río Agüeira. En ocasiones, ir pisando sobre una auténtica alfombra de hojas produce una reconfortante sensación, sobre todo si están secas, claro. En poco tiempo y en suave ascensión se llega a los restos del pueblo de Ancadeira, deshabitado desde los años setenta. El último paisaje antes de descubrir la Seimeira en plenitud es una zona del bosque donde troncos con extrañas formas invitan a fotografiarlos. Hemos llegado al lugar donde, en un panel explicativo, se cuenta la leyenda del “desterrado”, quien vagó por estos lugares hasta el final de sus días. Y, como es una historia larga y aquí no hay suficiente espacio, lo mejor para conocerla es ir hasta allí y solidarizarse con quien la protagonizó. La ruta finaliza con el descubrimiento de la siempre impactante Seimeira, que bautiza a diestro y siniestro a los que se acercan a su base.
¿Cómo llegar a la cascada de Seimeira?
Desde A Veiga / Vegadeo se toma la carretera que va al alto de A Garganta por la AS-11 hasta llegar a la rotonda, donde nos dirigimos en dirección a Santalla. Unos dos kilómetros antes de llegar a la capital del concejo se coge, a la derecha, la SE-2 dirección Pumares, en donde dejaremos el coche para hacer la ruta de la Seimeira.
La cascada de Morlongo
Vilanova alberga también, entre otras, la cascada de Morlongo, al pie de la carretera AS-13. Concretamente, en el kilómetro 24, donde a la derecha, en dirección a la capital del concejo desde A Garganta, hay un cartel que reza: “Cascada”. Es un lugar precioso, al que se baja por un camino que, sin ser dificultoso, sí es estrecho y pendiente. En ocasiones, puede estar embarrado, por lo que hay que ir con cuidado, con buen calzado y prudencia, para no resbalar y caer al río. Abajo, lo que apetece es quedarse un rato en silencio contemplando esta maravillosa caída de agua en un entorno precioso, un lugar que se convierte en único para aquel que lo descubre y lo hace propio.

Libro «Asturadictos»
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