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Mina de Arnao

Mina de Arnao

La mina más primitiva

Mina de Arnao

Arnao, una localidad a 7 Kilómetros de la ciudad de Avilés, tiene una insólita bocamina que se recorta en el pedreru de la playa local. Su patrimonio minero a día de hoy es uno de los más emblemáticos del país. Resulta fascinante por su presencia genuina y la imagen nítida que trasmite del pasado.

Intentamos ponernos en la piel de los primeros mineros del país, aquellos que acortaban sus herramientas para adaptarlas a las angostas y opresivas galerías bajo el mar Cantábrico, cargando a sus espaldas pesados sacos de carbón que debían subir a la superficie. La mina de Arnao, cuyas galerías superan los 200 años de vida, fue la semilla de la revolución industrial en Asturias. Todo un santuario de la minería que se esconde en un paraje costero recóndito, prácticamente inaccesible de forma natural por tres de sus flancos.




Latitud: 43.5772820 Longitud: -5.9837508
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Todo es excepcional cuando se habla del pozo minero de Arnao, las menciones históricas respaldan su carácter pionero en casi todo lo que tenga que ver con la minería:

Es el primer yacimiento hullero documentado en España. La primera mina submarina de Europa. La primera que utilizó el ferrocarril en nuestro país (1836). El primer castillete y pozo vertical, el «pozo abuelo/Güelu» (1856) de la minería asturiana. La primera mina española que empleó a mujeres. El primer poblado obrero anexo a una mina…

También fue una suerte de campo de pruebas para muchas formas de explotación minera empleadas después en Asturias, como el barrenado con pólvora, el arranque sistemático del carbón, lo caminos de hierro….

Un poco de historia de la Mina de Arnao

Las primeras referencias a esta veta carbonífera, localizada en un acantilado del municipio de Castrillón, se remontan a 1591, cuando el fraile Agustín Montero pidió permiso por escrito a Felipe II para explotarla. El monarca le otorgó la licencia para hacerlo a cambio, entre otras cosas, de un sustancial abono a la Corona. En todo caso, fue una explotación efímera. Se enviaron dos galeones cargados de carbón desde Avilés hasta Lisboa y después cesó la actividad. Según los expertos, Fray Agustín Montero se adelantó dos siglos a la posibilidad real de extracción, pues tendrían que pasar dos siglos para profundizar el pozo y erigir el castillete. Este primer pozo tendrá 80 metros bajo tierra, con una galería submarina de unos 250 metros. Con los años se alcanzarían los 250 metros de profundidad y desarrollarían galerías kilométricas. Los avances técnicos y las infraestructuras que permitieron este progreso, fueron obra de la Real Compañía Asturiana de Minas (RCAM), fundada en 1833 por Ferrer, Riera y Lesoinneque (con capital belga).

Por esos años se construye en Arnao el primer ferrocarril con tracción animal de España, que conectará la mina con un pequeño embarcadero. En 1835, un bergantín llamado «El Cid» lleva el primer cargamento de carbón asturiano hasta Adra (Almería). En 1853, y ante la imposibilidad de utilizar el carbón para la siderurgia, se levanta una fundición de zinc en Arnao que servirá para aprovechar las 40.000 toneladas de carbón extraídas cada año. Esta fábrica convirtió a la comarca de Avilés en una referencia mundial de este metal. En 1858 la misma reina Isabel II visitó la mina de Arnao, comprobando de primera mano el uso de la energía de vapor y bajando incluso a las galerías submarinas. En 1863 se amplió la línea ferroviaria se amplió, añadiendo un nuevo tramo entre Salinas y Arnao. En 1891, la vía del tren se conectaría finalmente con el puerto de Avilés. Años antes, la compañía minera había adquirido la famosa locomotora «Eleonore» (rehabilitada en 2010, se encuentra situada en la plaza de la mina de Arnao), la locomotora de vía estrecha más antigua de España. Otras dos máquinas funcionarían junto a ella hasta 1959, año en el que se construye una moderna fábrica de zinc en San Juan de Nieva, en el entorno de la ría de Avilés.

Tras sucesivas filtraciones de agua de mar y varias huelgas de mineros que perseguían mejorar las condiciones laborales, la mina de Arnao terminó por cerrar sus puertas. Fue en 1915, cuando una vía de agua considerable inundó la mina. En julio del 2013, las instalaciones mineras de Arnao reabrieron como museo.

Los primeros mineros, los de Arnao

Aparte de por ser una de las minas más primitivas del país, Arnao es también un referente obligado en la historia de la clase obrera española. Sus primeros mineros eran gentes que vivían por los alrededores y que venían trabajando como campesinos o pescadores. La posibilidad de tener un sueldo fijo les hizo optar por la mina. Al principio no descendían por el castillete, sino que se delizaban por toneles enganchados a cuerdas. Por los pasos más estrechos se colaban niños, que con 12 años aprovisionaban de agua a los obreros. A los 16 años ya empezaban a picar en las galerías. El capataz repartía los candiles y el aceite, que se descontaba del sueldo. La máquina para levantar el mineral está movida por bueyes, mientras las mujeres tenían la dura labor de transportarlo abajo, a un espacio dónde ellas clasificaban los carbones antes de depositarlos en las lanchas. El trabajo de los hombres en condiciones de altas temperaturas y poco oxigeno les obligaba a quitarse la ropa y a trabajar semidesnudos. No tenían relojes y su tradicional manera de trabajar en el campo o el mar, guiándose por el ritmo del sol, la luna y las estrellas no valía de nada bajo tierra. Siempre terminaban trabajando más horas de las estipuladas.

Aquellos mineros de boina y alpargatas hicieron posible la extracción del mineral hasta principios del siglo XX. La Real Compañía Asturiana de Minas, para la que trabajaban, buscó desde el principio un modelo de vida y de sociedad para ellos. En las inmediaciones de la mina emergió un poblado minero siguiendo las pautas paternalistas importadas de Europa. Los propietarios de las explotaciones pretendían separar a sus empleados del resto de los habitantes de la zona, con el fin de ofrecerles una «nueva» posición social y unos servicios aparentemente «privilegiados» y «envidiables». El primer espacio para viviendas obreras se concretó en torno al pozo minero: el barrio llamado «La Mina». Otra zona residencial fue el «barrio de la Fábrica», que discurría por el fondo del valle. En ambos casos sus pobladores tenían que hacer frente a una humedad extrema y a la entrada de humos de la fábrica de zinc. El poblado lo completaba el economato, las escuelas del Ave María y el hospital. En la parte alta, y más ventilada de este área, se situaron las residencias de los empleados superiores y capataces. Por encima de ellas sobresalía el chalet del director.

Los vestigios de estas actividades mineras y del poblado forman parte del Patrimonio Cultural de Asturias desde el año 2006.

El Museo de la Mina de Arnao

El centro de interpretación de este yacimiento supone una puesta en valor de su patrimonio industrial, así como una visión documentada de su modelo económico y de todas sus implicaciones sociológicas. El museo ocupa el antiguo edificio minero del siglo XIX, empleado como casino obrero desde 1915. En la parte superior, el museo propiamente dicho, los paneles informativos rebosan cantidad de motivos para pararse frente a ellos. Gracias a varios recursos audiovisuales y fotográficos, maquetas, objetos y herramientas podemos acercarnos fielmente al trabajo en esta particular mina y a sus datos más objetivos. Por ejemplo, en 1833 la mina de Arnao contaba con 11 trabajadores, un año más tarde emplea a 38, y en 1835 la plantilla asciende a 130 personas, incluyendo, por primera vez en la historia de la minería, a 3 mujeres: Victoria, Josefa y Teresa.

Visita guiada a la Mina de Arnao

Después de recorrer la exposición, y si la hemos reservado con antelación, podemos incorporarnos a una visita guiada que permite acceder al interior de la mina. Comenzamos en el castillete original de 1856 y conservado en perfectas condiciones, incluida la jaula original que transportaba a los mineros.

En la visita descenderemos unos 20 metros, el único nivel visitable porque todo lo demás está inundado por el agua. Los mineros bajaban unos 80 metros y después descendían a pie hasta los 205 metros de profundidad con escasas medidas de seguridad.

Dentro de las galerías asistimos con asombro a las explicaciones y tratamos de imaginar las condiciones laborales que reinaban allá abajo. El hecho de que la mina se abandonase a principios del siglo XX permite disfrutar de restos y vestigios de gran valor histórico-arqueológico, algo que no ocurre en otras minas cuyo cierre ha sido más reciente. Como por ejemplo una fragua antigua o los correajes con los que ataban a los bueyes y mulas que arrastraban las vagonetas. La galería con bóvedas de ladrillo decimonónico y piedra caliza es un auténtica joya de la arqueología industrial. Los mineros con pintadas en tablones y marcas en las paredes trataban de dar nombre a las galerías para poder orientarse.

El pozo está dividido en dos zonas, una destinada a la ventilación y otra que descendía 60 metros a través de unas escaleras en zig-zag. Por estas escaleras subían los mineros cargando el carbón en una especie de sacos o mochilas que podían pesar entre 20 y 25 kilos.

También merece la pena visitar el poblado minero con viviendas, economato, el chalet del director (pendiente de restaurar) o las escuelas, en cuya parte posterior, en el suelo, descubrimos  unos mapas en relieve facturados en la época, además de figuras geométricas para la enseñanza de los niños.

Conviene ir sin prisa y disfrutar de todas estás joyas históricas.

***AVISO: el museo permanecerá cerrado por obras hasta mayo de 2024.

Horarios e información práctica de la Mina de Arnao

Duración aproximada de la visita guiada: 50-60 minutos.
Recomendada para todas las edades.
Es importante reservarla con unos días de antelación para no tener sorpresas de última hora, pues el aforo es limitado a 12-14 personas.
Existe parking cercano gratuito al aire libre. En temporada veraniega la ocupación suele ser muy alta.

Tarifas para el museo, castillete y descenso a las galerías

Adulto individual (a partir de 15 años) 4,50 €
Niño individual (de 4 a 14 años) 2,50 €
Adulto grupo (mínimo 12 personas) 3,50 €
Niño grupo (mínimo 12 personas) 2,00 €

Visita guiada a Arnao, pueblo obrero del siglo XIX
Precio por persona 3,00 €

Horario
Del 1 de junio al 30 de septiembre y Semana Santa: de martes a domingo de 11 a 15 h y de 16 a 20 h.
Del 1 de octubre al 31 de mayo de martes a domingo de 11 a 14 h y 16 a 18:30 h

Dirección: Calle La Mina 7, 33450 Castrillón (Asturias).
Teléfono de información y reservas: 985 507 799
Web: http://museominadearnao.es/


Texto: © Ramón Molleda para asturias.com Copyright Ramon Molleda