1· Ciudadela de Celestino Solar
Nos tenemos que desplazar a Gijón para descubrir -literalmente, ya que la ciudadela está oculta en un patio de vecinos al que se accede por un pasillo- un tesoro de nuestro patrimonio reciente. El conjunto estaba oculto a las miradas desde la calle principal, hoy en día el acceso está sito en la calle de Capua nº 17.
Es un conjunto de viviendas obreras que estuvieron habitadas hasta finales del siglo XX. En el año 2003 son rehabilitadas por el Ayuntamiento de Gijón y desde el 2018 se abren al público bajo la gestión del Museo del Ferrocarril de Asturias, incluidas así ya en la red de museos del Ayuntamiento de Gijón.
Las casas contaban con un pasillo (5 m²), dos habitaciones traseras sin ventana (de 10 y 6 m²) y otras dos habitaciones con ventana al patio de 7,5 m². Unos 36 metros cuadrados. Los cien habitantes de la ciudadela compartían retrete, pozo y lavadero.
En 1877 Celestino Solar, un indiano que retornó de Cuba con cierta fortuna, compró el solar y edificó las veinticuatro casas de ladrillo y madera para trabajadores gijoneses poco pudientes. Podemos visitar una de las casas recreadas con el mobiliario de la época, la pequeña sala con armario aparador, dos cuartos para dormir con la cama y una mesita, la pequeña cocina de carbón con lavadero de piedra…
La Ciudadela de Gijón
Toda una lección de historia, una visita que debería ser obligada pues quedan muy pocos ejemplos en España …
2· Ciudad de vacaciones de Perlora
Fue un complejo turístico ubicado en el concejo asturiano de Carreño, promovido por el Estado en 1954 y que fue abandonado en los años 80. La ciudad residencial llegó a adquirir renombre a nivel nacional y en verano se hacían «turnos» para disfrutar del entorno y las cuatro playas cercanas: Huelgues, La Isla, playa de «Los Curas» y Carranques.
Algunos prestigiosos arquitectos como Julio Galán, Juan Manuel del Busto, Juan José Suárez Aller o Miguel Díaz Negrete diseñaron las viviendas y zonas comunes.
El complejo actualmente se halla en un estado de semi-abandono, todas las casas están deshabitadas y los edificios públicos sin uso, pero su decadencia atrae a muchos turistas.
Es posible visitar las instalaciones mediante tren (Línea Renfe Gijón-Cudillero) o por la carretera AS-239.
3· Monasterio de San Antolín de Bedón
A orillas del río Bedón, en Llanes. Las primeras referencias escritas del monasterio datan del siglo XII, aunque son extractos de una documentación original perdida. Probablemente fue a principios del siglo XIII cuando el monasterio se acogió a la regla benedictina y se iniciaron las obras de la iglesia según consta en una inscripción: la obra la comenzó el abad Juan en 1205. La iglesia quedó catalogada como «monumento histórico-artístico» y en la actualidad es Bien de Interés Cultural (BIC).
Incluimos este monumento en esta lista por la leyenda que lo rodea. Así cuentan que el conde de Muñazán, Munio Rodriguez Can, hijo de una noble familia asturiana, tenía un carácter muy difícil. Un día, de caza en las inmediaciones de Bedón, se le echó la noche encima. Se asomó por la ventana de una cabaña escondida y vió a una joven muy bella. Ésta se escapó por la puerta y desapareció. El conde regresó a su castillo de tan mal humor como era costumbre y en los días siguientes, se acercó de nuevo hasta ese lugar. Al asomarse por la ventana volvió a ver a la joven con un chico que acababa de volver de las campañas del rey. Sin pensarlo, disparó dos flechas, la primera para ella y la segunda para el joven. A partir del suceso se sintió mal y decidió vender todas sus propiedades, quedándose una pequeña suma con la que levantó un monasterio y una iglesia en el lugar donde mató a los dos jóvenes.
4· Mengollo, la leyenda de un pueblo maldito
Otra localidad con leyenda interesante. Se trata de una población del municipio de Quirós, situada al abrigo de un cordal rocoso, a más de mil metros de altitud. Escasos 30 vecinos que de un plumazo murieron en el año de 1854. En Mengollo vivían de sus tierras de labor dedicadas al maíz, a las patatas y la escanda.
En el mencionado año, en el mes de abril, tras varios meses incomunicados por la nieve, el cura subió a dar misa. El silencio le acompañó en los últimos metros y descubrió los cadáveres de los vecinos. Abandonó el lugar al galope, y volvió con una comitiva que examinaría las extrañas circunstancias, ya que no había signos de violencia. Atribuyeron las muertes al consumo del pan dulce, elaborado en aquellas fechas. Algo envenenó el alimento.
Las ruinas de tres casas junto con varias construcciones auxiliares son, a día de hoy, el testigo mudo de un misterio sin resolver. El mismo Iker Jiménez se interesó por esta historia y un equipo de «Cuarto milenio» se acercó hasta la localidad quirosana.
5· Mina de Arnao, una mina bajo el mar
Ya en tiempos de Felipe II se inicia la extracción de carbón, por lo que Arnao se convierte en la primera mina de carbón mineral documentada en la Península Ibérica.
En el año 1833, la fundación de la Real Compañía Asturiana de Minas de Carbón representa uno hito trascendental de la industrialización española. La mina de Arnao tendrá sus galerías excavadas bajo el mar, convirtiéndose en la única mina submarina de Europa, y también construirá el primer pozo vertical, el “pozo abuelo” de la minería asturiana.
Hoy en día se puede visitar el museo, el castillete y hacer un descenso a las galerías del siglo XIX, igualmente se puede visitar el poblado obrero que se levantó para dar cobijo a los mineros (tiene escuelas, economato… y es uno de los mayores y más interesantes poblados de empresa de Asturias hasta las promociones estatales de mediados del siglo XX).
Mina de Arnao
Arnao, una localidad a 7 Kilómetros de la ciudad de Avilés, tiene una insólita bocamina que se recorta en …
Texto: © Ramón Molleda para asturias.com
