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Los cementerios más bonitos de Asturias

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Actualizado el 29 octubre 2024
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Asturias tiene más de 900 cementerios, algunos de ellos se han convertido en visitas obligadas para el llamado necroturismo, cada vez con más adeptos, sobre todo en vísperas de la Noche de Todos los Santos, cuando urnas, columbarios, panteones y sepulturas se llenan del olor y color de las flores.




Latitud: 43.3470726 Longitud: -5.8309078
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Una tierra como Asturias, a menudo brumosa, plagada de bosques y parajes melancólicos, por fuerza ha de estar vinculada con lo misterioso, pero también con el tono fantástico y gótico que emana de sus tumbas. El Principado suma muchos cementerios sombríos que ponen la piel de gallina, otros que asombran por su excelente conservación medieval o su elegante factura decimonónica, algunos con una ubicación tan extraordinaria en los que da gusto morirse. En este post va un listado de los más singulares:

1· Cementerio de Niembro
2· Cementerio de Luarca
3· Cementerio de la Carriona
4· Cementerio de San Salvador
5· Cementerio de Ceares
6· Cementerio indiano de Santa María de Colombres
7· Cementerio de Bandujo
8· Cementerio de San Martín
9· Cementerio de Bulnes

Cementerio de Niembro

Este camposanto llanisco, junto a la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, ha sido escenario de varios largometrajes. Tanto la iglesia como el cementerio datan de finales del siglo XVIII y se levantan en una península conocida como la ensenada de Vau, entre los pueblos de Niembru y Barro (Llanes). El enclave de gran belleza en el que se ubica, casi flotando en la ría que en pleamar cerca las paredes del cementerio, le concede una atmósfera bucólica. Las cruces de los panteones se proyectan sobre las aguas creando un aura muy especial.

Los cementerios más bonitos de Asturias

Cementerio de Luarca

Es una de las mejores postales del Cantábrico. Sobre el acantilado, con vistas al mar y puerto de Luarca, se levanta uno de los cementerios más emblemáticos de España. La sensación de tranquilidad que provoca y la belleza del litoral superan el miedo a la muerte inseparable de sus tumbas y panteones de corte modernista. Se ubica en el promontorio de La Atalaya, una mezcla entre paseo romántico y mirador costero donde abruma el horizonte. Un lugar más que especial para visitar a los seres queridos, acompañados siempre de la blancura extrema de muros y tumbas.

Los cementerios más bonitos de Asturias

···¿Quién está enterrado en el cementerio de Luarca?

Severo Ochoa y su esposa Carmen descansan aquí. El bioquímico español, nacido en Luarca,  fue Premio Nobel de Fisiología y Medicina de 1959. Compartió el premio con el bioquímico Arthur Kornberg, por sus descubrimientos sobre el mecanismo de la síntesis biológica del ácido ribonucleico (ARN) y del ácido desoxirribonucleico (ADN).

También lo hace Manuel Gil Parrondo, el mejor director artístico de este país –con dos Óscar en su haber. Un luarqués ilustre que trabajó en títulos tan míticos como Doctor Zhivago, Lawrence de Arabia, El Cid o Espartaco. Un hombre de cine que dejó para el final el más sublime decorado.

Cementerio de La Carriona

Este cementerio de finales del siglo XIX (según los expertos el tercero más importante del país por su riqueza ornamental) es todo un museo al aire libre dentro de la ciudad de Avilés. Destaca por la multitud de esculturas simbólicas en los panteones, por su capilla neorrománica y cientos de representaciones barrocas. La mejor escultura funeraria de España está aquí: el ángel de la cripta de la marquesa de San Juan de Nieva. Un imponente ángel alado, obra de Cipriano Folgueras, que sujeta una trompeta para anunciar el fin de los tiempos a la vez que señala al cielo con la otra mano.

La Carriona se incluye en la Ruta Europea de Cementerios, cuenta con un propio centro de interpretación y organiza con frecuencia visitas guiadas por dos rutas alternativas: el «Espacio de arte», centrado en los elementos de más interés estético, y «Lugar de memoria», un recorrido por las tumbas de los personajes ilustres, entre los que destaca el escritor asturiano Armando Palacio Valdés. Es en la calle principal se encuentran los panteones e hipogeos más impresionantes (hasta tres plantas de altura), mausoleos opulentos como los del Marqués de Teverga, María Suárez y su familia, la familia García Morán, Bonifacio Heres o los Condes de Peñalver.

Cementerio de la Carriona

Cementerio de la Carriona

Con todos los respetos a los que allí descansan, y salvando las distancias con el dolor y la pérdida …

Cementerio de San Salvador

Con 60.000 metros cuadrados de superficie, este camposanto ubicado en un alto a las afueras de Oviedo, contiene los mejores ejemplos de arquitectura funeraria decimonónica en España, correspondientes en su mayoría a la burguesía y aristocracia de la capital del Principado. Los monumentos más destacados realizados por los maestros marmolistas están fechados en el último cuarto del siglo XIX e inicios del XX, coincidiendo con la expansión económica que permitió su realización. Destacan también los dos pórticos a la entrada del cementerio y la Fosa Común de Oviedo, asociada al cementerio, donde reposan republicanos muertos durante la Guerra Civil. La tumba del escritor Leopoldo Alas «Clarín» (25-04-1852 – 13-06-1901) la encontraremos también en San Salvador.

Cementerio de Ceares

Esta fue la necrópolis por excelencia en Gijón durante el siglo XX (aunque su origen es de 1876) y hoy en día supera las 30.000 sepulturas. Su diseño lo realizó Cándido González con un diseño pionero en cuanto a su planimetría. Varios panteones, nichos y esculturas, así como el Cementerio Civil (muy bien conservado), están incluidos en el Patrimonio Histórico-Artístico del Principado de Asturias. Destaca también La Capilla, construida en 1894 con diseño de Mariano Medarde, con sala de depósito y autopsia en sus anexos laterales.
Muchos personajes ilustres descansan en Ceares: los pintores Evaristo Valle, Nicanor Piñole y Orlando Pelayo, el arquitecto Manuel del Busto o el político José Cáveda, el general Alvaro Suárez Valdés, la poetisa Eulalia de Llanos o el ensayista Ernesto Winter.

Cementerio indiano de Santa María de Colombres

Un buen número de los asturianos que emigraron a América en los siglos XIX y comienzos del XX consiguieron hacer fortuna, y al regresar a su tierra natal construían grandes casonas y palacetes. Los indianos de Colombres cambiaron con estas edificaciones la fisonomía de su pueblo, pero también dejaron su huella en un pequeño camposanto de llamativos panteones. El primero que nos topamos al entrar es quizás el que más llama la atención. Se asemeja a un templo romano, con su podio, columnas y frontón. Alberga una capilla y una cripta subterránea. Muy cerca, el panteón de Don Manuel Ibáñez Posada, conde de Ribadedeva, con su estilo neogótico, y su abandono, tiene un aspecto totalmente fantasmagórico.

Cementerio de Bandujo

Situado a 700 metros de altitud, el pueblo de Bandujo (Banduxu), en Proaza, conserva casi intacto su origen medieval. Junto a la iglesia se encuentra un pequeño cementerio que conserva una costumbre ancestral: todos los enterramientos han de ser en tierra siguiendo un riguroso orden de fallecimiento. Las tumbas son de todos los vecinos, no hay propiedad particular. Existen 27 sepulturas y cuando alguien muere se le entierra allí donde esté el difunto más antiguo, y así se va rotando. Además, en la fecha de Todos los Santos, las familias acuden al cementerio con las flores que han sembrado en sus huertas, en especial crisantemos, y con tierra negra y seca que criban sobre las sepulturas. Dibujan formas geométricas que luego rellenan con las flores de distintos colores a modo de abalorios.

Cementerio de San Martín

Próximo a la iglesia parroquial de San Martín, en Salas, hay un magnifico ejemplar de tejo, con edad milenaria y más de 15 metros de altura. Un árbol catalogado como Monumento Natural que crece en el interior del recinto del cementerio y que posiblemente se plantase allí en el siglo XI o XII. La extraordinaria longevidad de esta especie (venerada ya por las comunidades precristianas), simboliza la inmortalidad y transcendencia de la muerte. En la zona donde ahora se levanta el tejo se encontraba un antiguo cenobio prerrománico, fundado en el siglo VIII o IX, época de la construcción de la iglesia de San Martín, declarada Monumento histórico artístico.

Cementerio de Bulnes

Posiblemente uno de los camposantos más modestos que pueden visitarse, con tumbas marcadas con unas cruces que no son más que dos palos atados con alambre, y el nombre del difunto pintado a mano. Guarda una esencia tan genuina y humilde que es el contrapunto perfecto a cualquier manifestación ostentosa relacionada con la muerte.

Bulnes es una aldea perdida en las montañas de Cabrales a la que hasta 2001, antes de inaugurase el funicular, sólo se podía llegar a pie. Antiguamente el cementerio estaba techado para poder así enterrar en invierno en medio de las nevadas. En este austero cementerio descansa «El Cuco», primer muerto en las paredes del Picu Urriellu o Naranjo de Bulnes el 2 de septiembre de 1928.  «He pasado muy mala noche a causa del frío», dejó escrito en una nota antes del fatal desenlace, «pero mirando las estrellas», apostilló con la esperanza de alcanzar la eternidad.


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