Los lagareros que participan regalan más de 30.000 litros de sidra y se ponen a la venta 10.000 vasos de sidra con el logotipo conmemorativo del Festival. Colas infinitas desembocaban en un mismo recinto y los notarios toman nota para que todo quede registrado de forma fehaciente. No faltan los speakers que micrófono en mano animan, más si cabe, el cotarro.
El récord, que se bate año tras año en la playa de Poniente de Gijón a finales del mes de agosto, suele dejar unas estampas memorables. Miles de botellas de sidra asturiana se levantan al unísono, miles de vasos se sujetan con la otra mano, y en un instante miles de chorros verticales se encargan de patentar la idiosincrasia sidrera del Principado. Una auténtica tormenta de sidra, con truenos de júbilo, rayos de euforia y lluvia embriagadora.
Playa de Poniente
Artificial y urbana, Poniente es una playa joven, creada a mediados de los años 90 en la parte oeste … Leer más
El rito se desarrolla a través de una serie de pasos que todo el mundo debe respetar para lograr esa mágica simultaneidad y un momento glorioso. El ritmo lo ponen los bocinazos que ponen en alerta a todo el mundo: «primer bocinazu, vasu abajo; segundu, botella arriba; terceru, echamos la sidra; y cuartu: los de la última fila que se den la vuelta, que ya empiecen a salir los bugres del agua». Y el público, obediente, cumple a la perfección con su cometido. En el momento cumbre, la banda de gaitas Villa de Xixón emociona a más de uno con el Asturias, patria querida. Más tarde, para celebrar el récord se alternan los aplausos con el «Gijón del alma». El caso es cantar.
El récord Guinness suele ser la disculpa, a la vez que el momento culminante, de una fiesta con otros muchos eventos para homenajear a la reina manzana y a su primogénita, la sidra.
El concurso de escanciadores celebrado en la plaza del ayuntamiento se encarga de premiar la estética del arte del escanciado, encarnado siempre en una persona que por encima del resto sabe sintetizar en el chorro una compostura, un tempo, el tiento perfecto y la gracia precisa. También se concede el premio «Elogio de oro» a la sidra con gusto más auténtico de las servidas en la fiesta.
Podemos pasear también por el mercadillo de la sidra y la manzana, instalado en los Jardines de la Reina. Si desconocemos lo que da de sí una manzana en materia gastronómica y decorativa, aquí se nos dan algunas pistas: pasteles, empanadas, licores, helado de yogur de manzana, manzanas bañadas en caramelo para los más golosos, velas aromáticas con olor a manzana para los románticos, y luego todas esas figurillas de escanciadores de toda condición recopilados por la artesanía tradicional del Principado, y que en este caso ejemplifican uno de los derivados culturales de la fruta regional por antonomasia.
El festival no deja a nadie indiferente y pocos son los que lo abandonan sin ese puntito sutil y embriagador de la sidra. Algunos se pasan más de la cuenta y el puntín se convierte en puntón. El caso es estar contento a razón de lo que cada cual estime conveniente, al fin y al cabo se trata de un récord único y no hay que dejar pasar la ocasión. En 2022 se escanciaron 9.796 culetes al mismo tiempo.
Festival Sidra de Gijón 2024
La 33.ª Fiesta de la … Leer más
Texto: © Ramón Molleda para asturias.com
