Los ingenios de las aldeas asturianas postfeudales pueden parecernos cargados de un toque ancestral, y en cierto modo es así. Ahora bien, la función que cumplían en la comunidad, y las energías que eran capaces de acumular sirvieron, entre otros asuntos básicos, para mejorar la calidad y resistencia del vestuario, provocar fuerzas para moler el grano, afilar y moldear el hierro. Un poco más tarde incluso generarían luz eléctrica.
En el concejo de Taramundi, y en general en todo el occidente asturiano, los ingenios y engranajes se desarrollaban con sello propio en las proximidades del agua. Las corrientes rápidas de estas tierras, la orografía en continua inclinación, las lluvias, y la abundancia de mineral de hierro hicieron que esta comarca aprovechase de forma inteligente los medios naturales para desahogar un tanto el trabajo manual.
Conjunto etnográfico de Os Teixois
Nos muestra a las claras estos asuntos que antes resultaban cotidianos y que a la luz de la modernidad no dejan de asombrarnos. Sus responsables disponen para ello de todo un caserío, perfectamente conservado. El mantenimiento de este lugar y algunas de sus reconstrucciones tienen mucho mérito, así como el empeño en las explicaciones, que no desglosaremos aquí por completo para no quitarle interés a esta visita. Lo mejor es acercarse y vivirlo, porque es muy difícil comprender sin ver. El hecho de que un salto de agua alimente a la vez un molino, una piedra de afilar, un batán y una metalúrgica a escala no deja indiferente. Con el fuego y el agua, elementos primarios, se pueden alcanzar cotas de progreso que hoy en día apenas valoramos. En el siglo XVIII la gente del campo sí era muy consciente de su importancia, de hecho todo este enclave hidraúlico era utilizado de forma comunal, y sin él no se hubiesen superado hambrunas, ni se contaría con aperos adecuados para el cultivo de la tierra. Tampoco se hubiese avanzado en ropa y calzado con todo lo que esto conlleva.
La demografía contemporánea es deudora de estas mejoras en la calidad de vida. Imagínense que hubieran hecho aquellas gentes sin ferrerías, sin mazos como el de Teixois, capaces de moldear cualquier cosa y movidos (más de 200 kilogramos) con apenas tirar de una cuerda una sola vez para abrir una compuerta y dejar correr el agua.
Los canales y ruedas hidraúlicas fueron el sistema sanguíneo de esta comunidad y un paseo por este conjunto etnográfico nos lo corrobora.
Museo de Esquíos
En Taramundi también podemos seguir observando con detalle los antiguos modos de producción y cientos de objetos propios de aquella época, acercándonos al Museo de Esquíos. Una aldea que siempre fue habitada por familias de ferreiros. La extraordinaria densidad de utensilios, enseres, herramientas, máquinas de escribir, de coser, telares típicos de la comarca… son un verdadero tesoro. El cabazo (un tipo de hórreo) del siglo XIX que encontramos en el exterior es único en decoración y belleza. Esta colección museográfica está regentado por la familia Lombardía, propietarios también de un taller de cuchillería donde trabajan juntos tres generaciones. Sus navajas más populares son las de empuñadura de latón.
El tridente etnográfico de Taramundi lo completa el museo de los molinos de Mazonovo, especializado en fomentar la experiencia directa del público. Se puede moler empleando reproducciones de molinos celtas, romanos, africano, chino… bombear agua, provocar energía hidraúlica con nuestras manos.
Tras haber visitado este circuito se sale con la extraña certeza de que en realidad la tecnología no nos pertenece, que fue inventada cuando apareció el hombre, y que por encima de todo es deudora de la naturaleza. Imagínense un mundo sin agua y sin gravedad.
Fotos: página web oficial Os Teixois.
Información de interés:
Teléfonos de contacto: 696 440 640 - 608 248 913
Texto: © Ramón Molleda para asturias.com