Un trabajo artesano que produce navajas a medida, muy apreciadas por su funcionalidad y belleza, y que en último término se asocia a lo escaso. La producción se somete a los encargos, el trabajo en serie no se conoce, sólo cierta planificación cuando los pedidos son numerosos (lo que ocurre casi todo el año).
Esta artesanía sin par prevalece en este lugar del occidente de la región por varios motivos. Los principales son: la abundancia de mineral, el agua, con caída suficiente para dar potencia a las máquinas soplantes, la madera que se necesita para el fuego en las fraguas o ferrerías, y sobre todo una tradición oral que no ha escatimado explicaciones ni sentimientos afines al hierro. El fuego se aviva también por la costumbre. El sentimiento artesano hacia el metal, que se desarrolló en toda Asturias en el siglo XIX para la elaboración de utensilios del hogar y aperos de trabajo, ha encontrado en Taramundi una continuidad adaptada a los tiempos y a las nuevas demandas del mercado.
El mimo con el que algunos lugareños se dedican ahora a esta actividad de las navajas les viene, pues, de lejos: fraguas, batanes, mecanismos y artilugios de toda condición asociados al agua de lluvia y al medio rural. El forjado siempre fue una derivación de las corrientes de agua, y como el agua de un río fluye hoy en día de forma constante en unos 14 talleres artesanos y en una pequeña industria en la misma capital del concejo. Hacia 1960 había en Taramundi unos 80 talleres artesanos. Hoy en día el visitante puede observar el trabajo de los ferreiros o fabricantes de cuchillos y navajas en Abraído, Aguillón, Bres, Cabaniñas, Esquíos, Llan, Loutima, Mousende, Nogueira, Río del Louro, Vega de Llan y Vilanova. En la Casa de Cultura de Taramundi también se puede contemplar una exposición permanente de cuchillos.
Las falsificaciones y el fraude de este producto artesano es común. Es fácil adquirir una presunta navaja de Taramundi, pero es menos fácil que sea realmente artesana. Así que lo mejor es acercarse a este municipio y visitar in situ alguno de sus talleres. Así conoceremos una forma de vida y de paso las señas de autenticidad del producto. Después podremos comprar con pistas suficientes.
También podemos visitar el Museo de la Cuchillería de Taramundi en la aldea de Pardiñas, a tres 3 kilómetros de la capital del concejo. Además de la exposición didáctica sobre el oficio, este museo es conocido por albergar en la entrada una navaja gigante, la más grande del mundo con sus 7,20 metros de longitud y sus 1.500 kg de peso.
¿Cómo hacen una navaja Taramundi?
Un trabajo esmerado y pausado, magistral, en busca de una navaja perfecta, única y diferente al resto. Los artesanos de esta pequeña industria del hierro dicen que se necesita no menos de cinco años para un aprendizaje como Dios manda. En realidad la destreza y temple que requiere esta artesanía no puede suponer menos tiempo, de esto somos conscientes al contemplar su labor. Las manos del artesano están hechas de paciencia y agilidad a partes iguales, adaptan sus movimientos a los requerimientos precisos de cada etapa.
El proceso de fabricación tradicional exige conocimientos de varios oficios: herrero, tallista y carpintero. Las fases son multidisciplinares, y la navaja o cuchillo es el fruto de un gremio experimentado en varios quehaceres. Se precisa de un fogón para calentar el hierro. Allí se mete el metal a fuego lento, al rojo vivo comienza la forja. Con mazo y martillo se va buscando el perfil de la hoja. La técnica posterior del afilado a mano de las piezas es única en España. Con un temple suave y un mazo se afila sin problema en manos expertas. Tanto el acero inoxidable, especial para el corte, como la madera para el mango ya esperaban en el taller. Una navaja completa lleva 3 horas. Precisamente la talla del mango, a base de dibujos geométricos de color y el barnizado posterior de la empuñadura con resina, es de lo que más tiempo lleva; el acabado final de la navaja incluye sacar brillo a la hoja, limpiar el interior y fijar las marcas de identidad de la casa entre otros asuntos. Unas pequeñas muescas indicativas en mango y argolla delatan el trabajo artesano. Y es que la producción artesana también comporta cierta especialización: mangos, hojas y argollas se disponen por separado antes del montaje definitivo con señales sutiles que diferencian los pares.
Tipos de navajas Taramundi
En los talleres, la especialización cuchillera se observa en varios tipos de cuchillos y navajas: navaja de podar (en forma de hoz), navaja de injertar (la mejor para hacer injertos en los trabajos agrícolas), cuchillos de monte, cuchillo jamonero, cuchillo de mesa, la navaja para cortar setas (con forma específica para esta labor y un cepillo acoplado en el mango para limpiar lo que se recoge). También son famosas las tijeras pulpeiras, con gran aceptación en Galicia, pues son las más apropiadas para trocear pulpo y pescado.
Reportaje fotográfico de Alex Badía
Texto: © Ramón Molleda para asturias.com