En los ingredientes y en su elaboración está la clave de que el chosco sea un producto tan especial. Desde 2008 cuentan con el sello europeo de Indicación Geográfica Protegida (IGP), que premia la excelencia de su materia prima y el hecho de que sea un preparado transmitido de generación en generación. Todo ello favorecido por las condiciones naturales de una zona en la que la producción porcina gozó siempre de gran reputación; en especial los cerdos de tipo celta, rústicos, que aprovechaban de la mejor manera los recursos del campo y de los que se obtenían carnes poco grasas.
Una elaboración artesana
En la actualidad, los cerdos siguen siendo criados con el mayor cuidado posible, y el Consejo Regulador del Chosco presume de que en Tineo y en gran parte del suroccidente de Asturias se concentran algunos de los mejores ejemplares del país. De ellos se obtiene este singular embutido que adopta la forma de la tripa en la que se embute, de aspecto redondeado y confundido a veces con el morcón o el botillo. Las diferencias son notables, pues en este caso se elabora con una selección de los mejores cortes de la cabecera del lomo (un mínimo del 80%) y lengua (un mínimo del 15%), adobado con pimentón, ajo y sal. Tras el troceado, amasado, macerado y embutido de la carne, las piezas de corte irregular oscilan entre el medio kilo y los dos kilos de peso, siendo sometidas a un proceso de ahumado con maderas de castaño, roble, haya o abedul que otorgan al chosco ese carácter diferencial y un sabor suave y tierno, jugoso y muy carnoso, con el acento rústico de su sazonamiento. Del ahumadero, las piezas son llevadas al secadero hasta conseguir el grado de humedad deseado.
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¿Cómo se come el chosco de Tineo? Recetas para cocinarlo
Una de las singularidades del Chosco es que al corte se visualizan con nitidez las distintas piezas de carne utilizadas, por eso cada vez con más frecuencia se consume como fiambre. Su forma más común de presentarse es partido en rodajas no muy finas y acompañado de patatas cocidas, con pimentón dulce espolvoreado y un buen chorro de aceite de oliva virgen. En el occidente asturiano, es muy frecuente encontrarlo como compango de la fabada o del pote de berzas.
Pero gracias a su textura y sabor genuino, el chosco figura cada vez con más frecuencia en las cartas de numerosos restaurantes, pues abre un amplio abanico de posibilidades culinarias y casa con todo. Puede comerse frío o caliente, como aperitivo, en ensalada, en empanada, en pizzas y lasañas, en tostas, con todo tipo de legumbres, como carpaccio, marinado, a la brasa, en risotto, acompañando sopas, con queso fundido, en forma de trufa, y un largo etcétera
Todas las recetas aquí: Recetas con Chosco de Tineo
Texto: © Ramón Molleda para asturias.com
