En la actualidad aún es posible encontrar oro. En Navelgas quedan muchas familias que conservan la tradición de batear las arenas del río en busca de pepitas. No hace muchos años atrás, aquello que encontraban se lo vendían a los dentistas para ganarse un dinerillo extra.
Tras la explotación económica de antaño y el paulatino declive, la búsqueda se torna afición y deporte en todo el mundo. Fueron los finlandeses quien pusieron la primera piedra de esta reconversión lúdica al darse cuenta que tras el cierre de las minas lo mejor era apostar por la promoción turística organizando concursos. Los aficionados al bateo son grandes viajeros que buscan por todo el mundo esos lugares donde todavía es posible encontrar pepitas. El valor sentimental y científico del oro es hoy el móvil de una nueva fiebre que no busca grandes hallazgos, que enloquece con lo mínimo. Para estos aventureros del siglo XXI encontrar oro, por muy poco que pese, es básicamente una gran satisfacción.
Navelgas es el lugar más adecuado en España para la práctica de este deporte que cuenta cada vez con más adeptos. Prueba de ello es que desde hace una década esta pequeña localidad asturiana acoge el Campeonato Nacional de Bateadores de Oro, en 2005 acogió el Campeonato Europeo y en 2008 se convierte por primera vez en la sede del Campeonato Mundial.
La World Goldpanning Association (asociación mundial de buscadores de oro) decidió en una ceremonia desarrollada en Pilgrim’s Rest, Sudáfrica, que la localidad tinetense organice este evento. Se trata de una cita única en Asturias. La competición arranca en el mes de julio. Unos 400 buscadores de oro, algunos de ellos llegados expresamente desde Canadá, Australia o Sudáfrica, toman parte de esta prueba que seguirán en directo más de 10.000 personas.
Cuando arranca el juego, cada concursante recibe un cubo lleno de arena donde previamente la organización ha depositado varias laminillas de oro que miden entre 0,5 y 1,2 milímetro. Los participantes tienen que encontrar esas pepitas en el menor tiempo posible. El agua y la arena pesan menos que el oro y la clave es ir eliminado lo que no vale y aguzar la vista en busca de los destellos dorados.
Al margen de la competición, Navelgas es también buen destino para el bateo libre. En los ríos Navelgas y Bárcena (ambos afluentes del Esva) aún queda mucho oro por descubrir. Si uno se lo propone de verás, lo encuentra. La pepita más grande aparecida en el último siglo en España se encontró precisamente en el Navelgas, en julio del 2001. Era de oro de 24 kilates y pesó 27,2 gramos.
Un hallazgo así requiere ciertos conocimientos sobre geología, seleccionando determinados niveles geológicos de mayor riqueza o determinadas zonas que han actuado como trampas, dentro de un cauce fluvial. Una vez extraído el sedimento, se debe cribar, preferiblemente dentro del agua, para eliminar las piedras de mayor tamaño. Con el proceso de ir subiendo y bajando la batea sobre el nivel del agua vamos eliminando casi la totalidad de sedimento ligero y concentrando los minerales pesados (incluido el oro) en el fondo de la batea.
Podemos llegar a sentirnos muy afortunados en esta actividad, sólo es cuestión de proponérselo.
Fotos cedidas por el museodeloro.es
Texto: © Ramón Molleda para asturias.com
