Fue construido entre los años 1890 y 1925 por la Sociedad Hullera Española cuya presidencia ostentaba Claudio López Bru (II Marqués de Comillas), un ferviente católico que hereda una gran fortuna indiana y que proyecta esta colonia industrial, moderna e idílica, como hogar merecido para los «buenos obreros». Hablamos de una filantropía de corte paternalista para todos aquellos que se dejasen la piel en el trabajo y tuviesen buena conducta. Los lemas del marqués eran bastante claros al respecto: trabajo y ahorro, jerarquía y orden. Gracias a estos principios (y a su herencia), dirigió con firmeza grandes empresas como la Compañía Trastlántica Española, la Compañía General de Tabacos de Filipinas, Ferrocarriles del Norte (en la actualidad Renfe), el Banco Hispano Colonial o la Sociedad Hullera Española. Esta última resultó esencial para abastecer de carbón a sus propios buques y trenes.
Paternalismo y control social
A finales del siglo XIX la Sociedad Hullera Española ya tenía pozos en los municipios de Aller, Mieres y Lena. Las familias mineras del valle del Caudal malvivían con los jornales de su trabajo. La explotación laboral estaba a la orden del día y generaba un profundo descontento que propició la aparición de un socialismo combativo con sindicatos afines. La compañía trataba entonces de forjar un sindicalismo a su medida para evitar la propagación de ideas revolucionarias. Justo en este momento aparece la figura del II Marqués de Comillas, facilitando ese sindicalismo amarillo a través del Sindicato Obrero Católico (SOC). Un intento de control social bien acotado a día de hoy y conocido como paternalismo industrial, fenómeno que ya estuvo presente en el siglo XIX y principios del XX, pero que en España cobró mucha fuerza tras el triunfo del llamado bando nacional en 1939.
Durante los primeros años del franquismo, las prácticas de este paternalismo y sus rasgos principales fueron quedando patentes, como el aislamiento de la comunidad obrera con respecto a otras poblaciones, el intento de construir un microcosmos dominado por principios autoritarios-religiosos, la enorme permeabilidad entre trabajo y vida, una estricta segregación interna en los poblados; donde además se fomentó la autosuficiencia, procurando un riguroso control patronal de entrada y salida.
El II Marqués de Comillas apostó por este paternalismo. Diseñó un proyecto urbanístico desde cero. Sus privilegiados trabajadores vivirían con todas las comodidades y adelantos. La vivienda sería la piedra angular de su ciudad jardín, la clave para atraer y fijar al trabajador antes de disciplinarlo. Veinte magníficas casas pareadas y con huerto, surtidas de todos los servicios, harían posible una vida ordenada y «feliz»; recompensando el duro trabajo de la mina.
¿Qué es el poblado minero de Bustiello?
La construcción del poblado fue una de las máximas expresiones del ideario paternalista industrial en España. Dadas las malas condiciones de vida de la época, disfrutar de una vivienda minera en Bustiello era un sueño al alcance de pocos. Las casas disponían de agua corriente y luz, las calles tenían acera, estaban adoquinadas y contaban con sistema de saneamiento; se podía hacer la compra en el economato; ir a un sanatorio dotado con el mejor equipo médico de la zona, por no hablar de la escuela exclusiva para los infantes, el casino, la iglesia monumental… (esta última fue el primer edificio del poblado en levantarse, pues era condición imprescindible para poder formar una nueva parroquia).
Declarado Bien de Interés Cultural en su totalidad, Bustiello refleja el esplendor de las empresas hulleras de la época. Aparte de su valor patrimonial, fue también una especie de escaparate público con intenciones moralizantes. Las confortables viviendas estaban reservadas para aquellos mineros que acumulaban al menos diez años en la empresa; trabajadores modelo y ciudadanos ejemplares que deberían emular el resto de los obreros de las cuencas mineras. En Bustiello no tenían cabida las insurrecciones (pero por si acaso, el poblado contaba con guardas jurados y vía libre para ejercer la autoridad).
¿Qué podemos ver en el poblado minero de Bustiello?
Bustiello es una urbanización soñada pero también toda una obra de arte de la época. Su ejecución contó con profesionales de primer nivel y una altísima calidad de materiales. Este elevado tono artístico no era nada habitual en los poblados de la época, y en tal concepción pudo haber influido el gran interés del Marqués de Comillas por las obras de arte en general. Su propia efigie, levantada en la plaza del poblado, fue obra del segoviano Aniceto Mariñas, uno de los escultores europeos del momento. También el prestigioso ingeniero francés Félix Parent y el madrileño José Revilla, diseñaron y dirigieron las obras del complejo, destacando sobre manera la monumental iglesia donde el arquitecto Domenech i Montaner, padre del modernismo español, llegó a participar con un misal romano.
Muchas empresas españolas de la época habían construido viviendas, escuelas y economatos para sus trabajadores y familias, pero en el caso de Bustiello se llevó esto un poco más allá, pues todo respondía a un estudiado plan de conjunto y a un esmero estético inusual. Las viviendas para los obreros contemplaron diferentes diseños según la categoría de los empleados. En la zona mas elevada se construyeron los chalets de los que ostentaban mayor cualificación como los ingenieros. El perteneciente a Don Isidro es hoy sede del Centro de Interpretación de Bustiello. Desde su galería acristalada controlaba todo el poblado: el plano inferior, a orillas del río Aller, donde se ordenaban en perfecta simetría y en calles paralelas las viviendas pareadas de los obreros.
La iglesia es quizás el edificio más sorprendente del complejo. De estilo singularmente industrial, fue construida en 1890 y está llena de detalles que le dan un gran nivel artístico. Se la ha denominado «pequeño Vaticano» o también «catedral obrera», quizás por el ladrillo visto, la teja plana, la tornillería vista y las vidrieras industriales con hierro de fundición. En su factura son varios los guiños a la actividad minera, como la verja de acceso, el altar o las vidrieras seriadas. Su construcción siguió las premisas del neohistoricismo, con elementos de tradición románica y gótica que se difundían desde el obispado y que tuvieron en la basílica de Covadonga su mejor exponente. Su increíble parecido con la Iglesia de San Juan de Luz (Francia) se debe a la dirección Félix Parent, oriundo del pueblo francés. Su advocación está bajo Santa Bárbara, patrona de los mineros asturianos desde que la empresa impuso su celebración en Bustiello. Cabe reseñar que inicialmente del crucero central partían dos grandes lámparas de bronce, de más de dos metros de largo cada una, que se encendían con carburo.
El casino diseñado por José Revilla fue sede del Círculo Obrero Católico que organizaba diversas actividades para los obreros y sus familias, como funciones de teatro (previamente aprobadas por la autoridad competente), cine o coral; alejándoles así de los bares y tabernas de ciertas localidades cercanas donde se orquestaban manifestaciones y revueltas. En el casino se podían reunir, leer la prensa (restringida eso sí) y beber, pero no alcohol pues no estaba permitido. Actualmente es un centro sociosanitario.
Los edificios públicos del poblado se completan con la escuela, regentada por los Hermanos de las Escuelas Cristianas de La Salle que tenían su residencia en la planta superior ( actualmente es un albergue); el sanatorio ubicado también en una zona elevada y con acceso independiente del poblado. Consta de un pabellón central y tres anexos con jardines, es de un diseño modernista y estaba regentado por las religiosas «Hijas de la Caridad». Actualmente es el único inmueble que se encuentra en estado de abandono.
Visita guiada al poblado de Bustiello
Pare disfrutar de este complejo cultural de la mejor manera debemos realizar una reserva previa para la visita guiada. Visita que nos resultará muy amena, además de minuciosa y que está dirigida por profesionales que nos darán numerosos detalles de gran interés. El recorrido se inicia en el Centro de Interpretación ubicado en uno de los antiguos chalets (la casa del ingeniero Don Isidro), donde podremos apreciar la importancia geológica e industrial de la cuenca minera, así como la red de firmas empresariales y la curiosa historia de la vida del Marqués de Comillas. También las características del poblado desde una perspectiva histórica, artística y patrimonial. En la planta baja de este chalet destaca la exposición de 8 magníficas litografías recuperadas de los almacenes de una mina que, a buen seguro, constituyen una de las primeras campañas de prevención de riesgos laborales del país.
La visita continua en el interior de la iglesia, que como se ha dicho contienen una alto valor artístico y un gran simbolismo industrial; como el contenido en el retablo de madera tallada del altar, con imágenes de alegoría minera y naval (las principales fuentes económicas del marqués).
El recorrido finaliza frente al monumento del Marqués de Comillas ubicado en la plaza principal, frente al casino y la iglesia. Fue erigido en 1925 (fecha de su muerte) y representa una ofrenda floral de un minero como agradecimiento a toda su labor (paternal).
Información de interés:
Cómo llegar a Bustiello: tan solo 7 kilómetros lo separan de Mieres. Así que puedes acercarte utilizando el transporte público. El bus municipal que cubre la línea Mieres-Valdefarrucos para frente al poblado.
Si vas con tu propio vehículo puedes aparcar libremente junto al Centro de Interpretación, donde existe un amplio aparcamiento gratuito.
La visita sólo permite el acceso a la iglesia y al centro de interpretación y tiene una duración aproximada de hora y media.
Puede hacerse en cualquier época del año si bien la reserva previa es imprescindible, por teléfono 985 42 21 85 o por e-mail: info@pozuespinos.com
Tarifa: 5 € persona. Precios especiales para grupos.
Horarios:
Septiembre a junio: sábados, de 10:30 a 13:30 y de 16:30 a 18:30; domingos y festivos, de 11 a 13:30.
Julio y agosto: de miércoles a domingo 11:00 a 14:30 h y 16:00 a 18:30 h. Lunes y martes cerrado (salvo festivos).
Festivos de Semana Santa: 11:00 a 14:30 h y 16:00 a 18:30 h.
Cerrado Nochebuena, Navidad, Año Nuevo y del 10 de enero al 14 de febrero.
Texto: © Ramón Molleda para asturias.com
