Visitar este singular Ecomuseo es un experiencia divertida y muy enriquecedora para toda la familia. Perviven aquí las huellas de la actividad minera como en pocos lugares. En el Valle de Samuño, en el corazón de la cuenca hullera asturiana, se ha explotado el carbón desde hace casi dos siglos y de todas las maneras posibles: galerías de montaña, pozos mineros, explotaciones a cielo abierto… Todo esto modeló el entorno pero también el carácter y coraje de sus gentes. Así que el espíritu minero se respira por doquier.
¿Cómo llegar al Ecomuseo de Samuño?
Se encuentra ubicado en Ciaño, en el concejo de Langreo. Pero más que un museo al uso es en realidad un itinerario abierto a un gran complejo medioambiental y patrimonial. Alrededor de dos horas es lo que emplearemos en visitarlo. Accedemos primero al interior de una mina de carbón gracias a un tren minero, y alcanzamos la base de la explotación situada a más de treinta metros bajo la superficie. Después subimos al exterior en un ascensor subterráneo. Arriba recorremos con calma las instalaciones del Pozo San Luis y el poblado La Nueva, uno de los mejores ejemplos de patrimonio ligado a la minería asturiana.
Si estamos en Oviedo hay que tomar el Boulevard de San Julián de los Prados; A-64 dirección Santander; tomar la salida 26 para incorporarte a AS-17 en dirección Langreo; en la rotonda, toma la tercera salida AS-117 en dirección Valnalón/La Moral/Otros Poligonos/Ecomuseo Minero Valle de Samuño/La Felguera/Puerto de Tarna, incorpórate a AS-117 y toma la salida hacia Ciañu.
El centro de recepción
La antigua estación de El Cadaviu (edificio que albergaba las locomotoras e instalaciones de transporte del antiguo complejo minero), es el punto inicial y final de nuestra ruta. Aquí se exhiben fotografías antiguas, equipamiento y herramientas mineras; un audiovisual y paneles explicativos del recorrido y sus partes más relevantes. Con nuestras entradas en la mano ocupamos nuestro asiento en el vagón correspondiente.
El tren minero
El trayecto de 2 kilómetros, unos 20 minutos, asciende por el estrecho valle del río Samuño haciendo la ruta inversa a la realizada antaño por las vagonetas que, cargadas de carbón, bajaban del pozo. Este vial ferroviario fue recuperado en 2013 para las visitas culturales y ahora una audioguía nos ayuda a identificar los que nos vamos encontrando en el camino: especies de árboles, la bocamina de La Trechora, o el Pozo Samuño, que llegó a producir 168.000 toneladas de carbón anuales. Después de 900 metros de recorrido en superficie, abandonamos la luz natural y la mina nos absorbe. Nos adentramos en el Socavón Emilia, un antiguo transversal minero de casi un kilómetro de longitud, entre escombreras de carbón camufladas por la vegetación y restos de cargaderos, lavaderos y tolvas. Es el mayor tramo de mina que se puede visitar en España en ferrocarril subterráneo. Un tramo que desemboca en la primera planta del Pozo San Luis, a 32 metros de profundidad. Aquí es donde nos apeamos, comprobando en primera persona las condiciones extremas de humedad dentro de la galería. Nos esperan las/los guías que nos acompañarán a partir de este momento y que demuestran un conocimiento exhaustivo de la explotación minera, de los riesgos y condiciones de trabajo, y de todas sus implicaciones sociológicas y económicas.
En un ascensor que evoca las antiguas jaulas mineras subimos por la caña del pozo hasta la superficie del complejo minero.
El Pozo San Luis
Es una de las joyas del Patrimonio Industrial a escala nacional y una experiencia única dentro del turismo industrial europeo. No en vano, la idea del ecomuseo fue inspirada principalmente por el antiguo Pozo y el poblado minero de La Nueva que se desarrolló en su entorno, con distintas tipologías de vivienda obrera, cuartel, escuela… esto nos acerca mucho a los orígenes de la industrialización en España, y por su singularidad y grado de conservación todo el complejo fue declarado Bien de Interés Cultural en 2013.
El castillete de acero roblonado se sitúa frente la impresionante casa de máquinas (de estilo modernista) que conserva intacta la maquinaria de extracción y las poleas que permitían el ascenso y descenso de los mineros al interior de la explotación. Otras instalaciones propiamente mineras que también podemos visitar son las oficinas, la lampistería, el botiquín, la fragua, la carpintería o el taller, donde el Ecomuseo cuenta con una exposición de locomotoras: una siderúrgica de Ensidesa, la famosa locomotora «Guillermo Sala» y otras dos eléctricas. La casa de aseos es uno de los lugares más llamativos del pozo, pues la distribución de las dependencias nos habla de la jerarquización de quienes aquí trabajaban. Se diseñaron espacios propios para los guardas jurados, los vigilantes o los capataces, con accesos diferenciados y claramente separados del resto de trabajadores. Todas estas estancias y las piezas que albergan sumergen al visitante en la historia de una mina que estuvo en funcionamiento hasta 1969.
Si así lo decidimos, tras la visita podemos quedarnos a comer en el poblado o en áreas recreativas cercanas. Sin prisa la excursión resulta más placentera. Y si el tiempo lo permite, es posible bajar hasta el centro de recepción de visitantes caminando por una senda sin dificultad, asfaltada y de unos 2 kilómetros de longitud, conocida como el Camín del Carbón.
Ecomuseo Samuño horarios y precios
La visita dura unas 2 horas como mínimo, pero puede alargarse más dependiendo de la curiosidad del visitante.
El centro de recepción dispone de aparcamientos con plazas para coches, autobuses y autocaravanas. Las instalaciones están adaptadas para poder ser disfrutadas por personas con movilidad reducida.
Un chubasquero fino y calzado adecuado son aconsejables incluso en verano, ya que dentro de la mina hay mucha humedad y alguna filtración.
El camino de bajada lo puedes hacer andando (unos 20 min) o en tren como la subida.
Puedes consultar los horarios y tarifas del Ecomuseo en su web oficial: ecomuseominero.es
Tno. 984 082 215
Fuente fotos: Ecomuseo Valle de Samuño.
Texto: © Ramón Molleda para asturias.com
