El Cabo Vido es, din duda, un escenario asombroso.Tenemos la sensación de encontrarnos en un lugar muy remoto. En uno de esos sitios que no se olvidan fácilmente. Localizado en la parroquia de Oviñana, apenas a diez kilómetros de Cudillero, el Cabo Vidio es la máxima expresión del modelado marino, activo durante millones de años en este litoral. Su inclinación oscila entre un 10 y un 20% de desnivel y pertenece a una rasa costera cuya edad se atribuye al Plioceno inferior, hace unos 12 millones de años. La cara Este del cabo es espectacular: estratos de cuarcitas y pizarras cayendo completamente verticales desde casi cien metros de altura. Aquí no deberían asomarse las personas que sufran de vértigo ni los temerarios que tiendan a superar límites razonables. No hay vallas ni protección de ninguna clase pues nos encontramos en un entorno plenamente natural. No es preciso dar más pasos de la cuenta para lograr una fotografía perfecta, el precipicio es suficientemente abrumador y fotogénico como para correr riesgos innecesarios; y si vamos con niños debemos tenerlos cerca y vigilados, las mascotas bien sujetas…
El Faro de Cabo Vidio
En este cabo se levantó un faro en 1950 después de que la zona sufriese innumerables naufragios. Es el último faro construido en Asturias y uno de los últimos de España. Cuenta con importantes innovaciones en materia de navegación. A unos 90 metros sobre el nivel del mar, su señal luminosa emite 4 destellos cada 20 segundos y puede divisarse a unas 35 millas (16 millas con mal tiempo). El faro tiene aparcamiento y un paseo que recorre los alrededores por un sendero estrecho. Si caminamos hasta el extremo Norte descubrimos la roca enorme e inaccesible que pone fin al cabo. Es el islote Chouzano, donde anidan cormoranes y gaviotas. El vuelo rasante de estas últimas nos cautiva y la panorámica nos apabulla. En días despejados, hacia el Este avistamos la desembocadura del río Nalón (el más largo y caudaloso de Asturias), y las playas cercanas a Avilés o el Cabo Peñas… Hacia poniente: las playas de Oviñana, la del Silencio, Cadavedo, Cabo Busto, incluso disntinguimos Estaca de Bares, en A Coruña.
El entorno donde ahora está el faro y el cabo en su conjunto fueron una localización estratégica desde la Edad del Hierro. Investigaciones recientes aseguran que se trata de uno de los recintos fortificados más grandes de toda la costa asturiana. Algunos lo denominan ya como El Castrellón de Cabu Vidíu. El enorme saliente costero, en forma de península alargada, cuenta con vertientes acantiladas por todos sus frentes salvo por el Sureste, y sería en este sector donde se concentraban las líneas defensivas de la época, con un sistema compuesto por tres fosos y dos parapetos intermedios que cortaban el istmo.
Paseo de los Miradores
A izquierda y derecha del faro, numerosos entrantes y salientes costeros enmarcan un buen número de playas y calas de roca. La cara Oeste del Cabu Vidíu, que es menos vertical que la Este, cae directamente sobre la playa de Peñadoria. En esa dirección podemos afrontar una pequeña excursión de apenas 2 kilómetros de recorrido que parte del propio faro. La senda se recorre en unos 20/25 minutos y hay bancos de madera desperdigados por varios puntos clave para admirar el paisaje costero. Este tramo está muy expuesto al oleaje, y sus playas, primero Peñadoira y después Cueva, no son de fácil acceso, pues hay que abordar un desnivel cercano a los 80 metros de altura. Desde los bancos-miradores podemos obtener, sin embargo, una perspectiva excelente de estas playas agrestes y llevárnoslas para siempre grabadas en la retina.
En el mirador de la playa de Cueva, en la localidad de Oviñana, podemos disfrutar del pesquero Aldebarán, instalado al borde mismo del acantilado como homenaje a los fallecidos en la mar. Un barco restaurado que puede presumir de ser uno de los más antiguos de Asturias, construido en Lastres en el año 1964. La estampa de esta embarcación y el mar de fondo es única y bien merece unas cuantas fotos.
Aunque si hay un lugar perfecto para hacer fotos ese es el banco del Mirador de El Sablón, que encontraremos un poco más adelante. Colocado sobre una plataforma natural «in extremis», nos ofrece vistas inigualables de este litoral y de la playa de la Vallina. Se trata de uno de los sitios más instagrameables de España, el mejor banco del mundo aseguran sus acólitos, el banco del fin del mundo dicen otros, un lugar que nos deja sin respiración… cabe ponderarlo todo lo que nos sea posible, tirando de las descripciones más memorable y los adjetivos más superlativos. Las vistas no son para menos. Llevarse una foto de aquí es alcanzar el Nirvana :)
Mirador del Sablón
Seguro que ya te lo ha recomendado alguien y aún lo tienes entre tus destinos pendientes. Si es así no …
A poder ser, las puestas de sol deberían ser uno de los objetivos de nuestro paseo. El sol en esta zona parece especial motivado y se resiste al ocaso, tiñendo el paisaje marino de una luz poderosamente dorada. También obtendremos una gran recompensa de este paseo si lo realizamos con el Cantábrico encrespado y bravo. Con todas las precauciones debidas, y teniendo en cuenta la fuerza del viento y del oleaje, podemos hacer fotos de ensueño con un filtro de larga exposición y un buen trípode.
La Iglesiona
Pero además de la gran belleza del cabo y del paseo por sus inmediaciones, una perla se esconde en sus entrañas. Pasa desapercibida para los visitantes pues se encuentra justo debajo del faro. Se trata de una de las cuevas marinas más grandes del Cantábrico. El apelativo con el que se la conoce: La Iglesiona, incide en el carácter sacro y catedralicio de sus 60 metros de altura y su forma abovedada con inmensa cúpula. La acústica de este lugar potenciaba la fuerza con la que los marineros hacían sonar las caracolas para alertar a los barcos en días de niebla.
Para acceder a ella hay que descender por el acantilado de la cara oeste siguiendo un camino estrecho y empinado que al final tiene un desplome en el que hay que ayudarse de cuerdas. Es un acceso que no resulta accesible para todo el mundo, peligroso en suma, que requiere de la ayuda de guías especializados y excursiones organizadas que podrás contratar en la misma localidad de Oviñana. La entrada a la cueva se hace por una pequeña boca que queda descubierta en marea baja. La visita hay que realizarla con el mar en calma, ya que está muy expuesta durante las marejadas.
Ruta por las playas del Cabo Vidio
Si queremos dar más que un simple paseo por los miradores de las inmediaciones, podemos emprender una ruta más larga para conocer las playas cercanas al cabo. Una excursión de varias horas de duración y unos 10 kilómetros de recorrido aproximado. Es imprescindible hacerla en bajamar, pues con la marea alta no podríamos pasar de una playa a otra. Podemos iniciar nuestra andadura en la localidad de Oviñana, donde debemos asesorarnos bien con la gente del lugar sobre nuestro propósito de recorrer las playas mochila al hombro. Desde Oviñana tomamos las pista que nos lleva en descenso hasta la playa de la Vallina -con sus 1.300 metros de longitud es la más larga del municipio de Cudillero. En el extremo occidental de esta playa, en la llamada Punta del Esquilón existe otra pista que nos conduce al pequeño pueblo de Valdredo. Al salir de esta localidad, y siguiendo las indicaciones de la «Ruta de los acantilados» alcanzaremos la playa de la Cueva que recorremos por completo hasta un saliente rocoso que, en bajamar, podemos cruzar para dar el salto a la Playa de Peñadoria. Desde aquí ascendemos por una nueva pista a las inmediaciones de Oviñana, donde pondremos fin a la ruta con una buena parada para comer.
Información de interés:
Aunque hay sitio para aparcar en la zona del faro, siempre es mejor hacerlo a la salida de Oviñana e ir paseando hasta el Cabo disfrutando de los acantilados. Oviñana es una localidad que dispone de todos los servicios para ir bien avituallados. Fuera de época estival conviene llevar ropa de abrigo porque es un lugar muy expuesto al viento.
La precaución siempre debe ser la norma, sin acercarse demasiado a las cortantes, teniendo cuidado de no resbalar y sin ser demasiado osados para hacer fotos, en especial en entorno del faro, pues caminado en torno suyo a transitar por un sendero que en algún tramo cae directamente al vacío, sin vallas ni protección. Debemos tener una Vigilancia ESPECIAL con niños o mascotas.
Fotografías: © Roberto Molero en Flickr