El recorrido se adapta a nuestras preferencias y estado de forma. Dos posibles rutas. Pudiendo elegir una ruta corta hasta el final de las Foces u optar por la ruta larga hasta Paraya. La primera opción es apta para todos los públicos y apenas supera los 8 kilómetros (ida y vuelta), la segunda supera los 13 kilómertros. Si optamos por la ruta corta podremos ir con niños, apenas superaremos 360 metros de desnivel y en menos de cuatro horas, si no hacemos excesivas paradas de recreo, estaremos de vuelta.
Las foces, un lugar de paso histórico
En ambos casos el camino es muy hermoso, y en el desfiladero se plaga de rápidos y pequeñas cascadas. Las Foces están labradas en un gran bloque calcáreo, justo en el punto en el que la Peña Pando se une con Peña Redonda, en el extremo noroeste de la serranía de Fuentes de Invierno. Por sus magnitudes paisajísticas es Monumento Natural de Asturias desde el año 2001. Las foces en sí tienen escasos 1.000 metros, en el tramo medio del río, y sorprende al andayón – el desnivel previo que hay que salvar para acceder a ellas-, con ese hermoso empedrado que sigue facilitándonos el paso después de cientos de años. Se cree que pudo ser utilizado por los romanos. Lo que sí es seguro de que fue lugar de paso para los peregrinos del Camino de Santiago, que utilizaban el puerto de Vegará para trasladarse a San Salvador de Oviedo. Era parte del Camino Francés, muy transitado en siglos pasados por los peregrinos, pero también por los arrieros que transportaban mercancías a los mercados de Rioseco, Villalón, Villamañán y León. En la actualidad, además de excursionistas, usan el camino los ganaderos que tienen sus reses en las brañas cercanas.
El sendero dentro de las foces es tan angosto que en algunos puntos no penetran los rayos solares. En el río, que apenas supera los cinco metros de anchura, podremos llegar a observar truchas, alguna nutria o al inquieto mirlo acuático. Previamente, en el camino de subida, encontramos praderas y plantaciones de castaño. A medida que ascendemos aparecen los hayedos y robledales. Ya en las hoces, son pocas las especies que consiguen vivir en las paredes verticales, destacando el tejo y el escuernacabras, que crece en las fisuras de la roca.
Ruta del río Pino
La ruta da comienzo en la localidad de El Pino (N 43º 06.4160’ y W 005º 31.1197’). Una vez estacionado el vehículo, y tras darse una vuelta por el lugar para contemplar algunas de sus casonas, hórreos y paneras, nos dirigimos en dirección Sur hacia el cauce del río Braña, que cruzaremos siguiendo las marcas del sendero PR-AS 31. En este punto tomamos la pista que se dirige en ascenso hacia las Foces del Pino, a través de prados y zonas de abundante arbolado. Inmediatamente después encontraremos una fuente a nuestra derecha, y justo a su lado sale un camino a través del cual llegamos a un cruce, que está junto a los restos de una antigua central hidroeléctrica. Aquí tomaremos el camino de la izquierda, atravesando nuevamente el río por un puente de piedra. Y adentrándonos en las salvajes y empinadas hoces. A la salida de las mismas el paisaje se transforma y aparecen los pastos de alta montaña.
Si queremos continuar hasta Paraya debemos coger la senda que gira a la izquierda y que, sin cruzar el río, asciende para, tras un pequeño trecho, retomar a la derecha, la desviación que conduce a Caniecha y Vegarada.
¿Cómo llegar a El Pino?
Partiendo de Oviedo por la A-66 dirección León, poco después de pasar Mieres, cogemos la salida 54 dirección Moreda y al Puerto de San Isidro (AS-112). A los 12 Km. de pasar Cabañaquinta, por la carretera AS-253, llegaremos al pueblo del Pino, donde dejamos el coche.
Texto: © Ramón Molleda para asturias.com
