Observando en detalle las obras de este museo sufrimos el efecto propio del post-impresionismo bien ejecutado. La perfección y la expresión del tema tratado siempre por encima de la sensación óptica. El espectador disfruta de un papel muy activo en el análisis psicológico y emocional de los acontecimientos pintados.
Ninguna manifestación colectiva asturiana le ha sido ajena a este artista universal: la recogida de manzana, las procesiones, romerías, la rula… Pero quizás por encima de todas estas escenas, y de sus paisajes, destaquen los retratos, en particular los impresionantes y laureados retratos de su madre que atrapan al espectador con sus gestos profundos.
El carácter afable de este pintor le granjeó gran número de amistades, algunas de ellas de relevancia en el mundo de las artes, como Pablo Picasso, a quien conoció durante su estancia en Francia y con quien compartió su primer premio. Pero poco a poco abandonó la vida parisina y su estancia en Roma, además de los circuitos artísticos nacionales (Madird y Barcelona), para desarrollar su actividad en su Gijón natal. Quizás por esta renuncia a los distintos movimientos artísticos europeos y a su andaura por libre, y a pesar de mostrar una impecable técnica, su obra fue ignorada durante mucho tiempo, llegando el justo reconocimiento en edad avanzada.
Moriría también en su ciudad a los pocos días de cumplir 100 años de edad. Una década después su viuda donó al Ayuntamiento de Gijón más de 700 obras y objetos del autor, con los que se inauguraría más tarde este Museo en el antiguo edificio del Asilo Pola. Esta colección fundacional se fue enriqueciendo poco a poco con los fondos depositados por el Museo Casa Natal de Jovellanos y el Museo de Bellas Artes de Asturias. El discurso expositivo se articula siguiendo criterios cronológicos y temáticos e incluye las pinturas más representativas de las diferentes etapas de su carrera artística. Entre sus fondos destaca también una importante colección de más de seis mil dibujos. El museo tiene por objeto plasmar su trayectoria artística, haciendo especial referencia a su significado en el contexto de la plástica asturiana y nacional. En esta trayectoria destacan varios hitos, como el retrato de Melquíadez Álvarez que pinta en 1923 a petición del Congreso de Diputados. En 1928 su cuadro «Estibadores» merece ser incluido en la exposición «Un Siglo de Arte Español Posterior a Goya», celebrada en Bélgica y Holanda. En 1930 participa en la Bienal de Venecia. En 1933 hace una exposición individual en el Ateneo de Madrid, a cuya inauguración asisten Unamuno y Victorio Macho, entre otros. Al año siguiente el Museo Nacional de Arte Contemporáneo adquiere su obra «Marineros en el puerto de Gijón». La guerra civil, que inspiró sus cuadros «El refugio» y «La retirada», le sorprendió en Gijón. En las salas del museo descubrimos precisamente una serie de objetos personales, anteriores y posteriores a la guerra. Objetos relacionados con su actividad artística tales como algunas esculturas, actividad que practicó ocasionalmente, la paleta y la caja de pinceles, muebles y los catálogos de algunas de las exposiciones en las que participó. Asimismo son muy interesantes las fotografías, que ilustran aspectos cotidianos de su vida y de los escenarios donde ésta se desarrolló.
El año 1955 es clave en su biografía, puesto que es objeto de un gran homenaje en Madrid. En 1963, es nombrado hijo predilecto de Gijón, y diez años más tarde la Diputación de Oviedo le otorga el título de hijo predilecto de Asturias. En 1974 se le concedió la medalla de oro de Bellas Artes.
Nicanor Piñole pintó hasta muy avanzada edad. El último cuadro que estaba pintando y que dejó inacabado es «El gaitero de Gijón».
Podemos realizar la visita al museo siguiendo sus nueve salas y las galerías a lo largo de sus tres plantas.
Sala I: Autorretratos
Sala II: La etapa romana
Sala III: Retratos familiares y paisajes de Carreños
Sala IV: Pintura de género y paisajes urbanos
Sala V: La década de los treinta
Sala VI: Conjunto de dibujos, pasteles y acuarelas
Sala VII: La Guerra Civil
Sala VIII: Objetos vinculados a la intimidad de Nicanor Piñole
Sala IX: Paisajes y retratos de última etapa
Galerías: Biblioteca y objetos personales
Existen servicios complementarios de pago como audioguías, itinerarios culturales y visitas guiada.
Información de interés:
El Museo Nicanor Piñole en Gijón abre de martes a viernes de 9’30 a 14 y de 17 a 19’30 horas; sábados, domingos y festivos de 10 a 14 y por la tarde el mismo horario que entre semana. La entrada al museo es gratuita, una razón más para acercarse a él. Fuente: Museo Nicanor Piñole.
Texto: © Ramón Molleda para asturias.com
