Las fiestas de la Magdalena el 22 de Julio; San Roque, el 16 de Agosto, y la Guía, el 8 de septiembre, son eventos cargados de devoción y ritos que se escalonan a lo largo del buen tiempo en la capital.
Las tres fiestas están declaradas de interés turístico, la Fiesta de Guía de Interés Nacioanl, y en las tres, de una u otra forma, se esconden subliminalmente la tierra del origen y el mar, camuflados de catolicismo. Las mujeres relucen de abalorios persistentes en sus trajes míticos de llanisca, los hombres, con mayor austeridad en el porte y garrote en mano, animan el ritmo de las procesiones y las muestras de jolgorio que sobrepasan la oficialidad y la preceden. Las mozas entregan a sus imágenes la ofrenda floral, «el ramu», y los mozos portan pirámides de panes labrados con esmero que luego pasarán a subasta pública.
El Pericote, la Jota de la Magdalena, la Danza Peregrina y la Danza Prima, bien podrían ser la «folixa» (fiesta) controlada de un entusiasmo ancestral. Las procesiones marítimas, por otro lado, son fiel exponente de la dura -y también amable- correspondencia que el llanisco ha contraído con el mar.
El folklore en todas las latitudes del mundo rural no le va a la zaga al de su capital. Las «picas» (rivalidades) son igual de apremiantes, con bandos y más bandos, partes y partes, facciones de sentimientos, pasiones y una competencia inusual que, paradójicamente, ayuda a reforzar el sentir colectivo y hace más prósperos a sus habitantes. En las aldeas perviven toda suerte de procesiones y romerías, subastas del «ramu» así como una infinita gama de hacer los honores. Cada pueblo se ha molestado en ofrecer un matiz distinto al del vecino, pero la costumbre, individualmente sentida, porta en todos los casos la esencia del contagio.
«Pa joguera la nuestra». En las camisetas del bando de la Blanca, en el pueblo de Nueva, puede leerse esta inscripción. Son casi 40 metros de longitud y más de tonelada y media de peso sobre los hombros. Para levantar el tronco se tira de tres cuerdas: dos vientos y una cuerda guía o principal en torno a las que se congrega el pulso de un pueblo. El «voceru» es el encargado de dirigir la coordinación de la maniobra, y el tronco del eucalipto se va poniendo derecho a fuerza de voces aunque se precise toda una tarde.
Plantar una «hoguera» -«foguera» y «joguera» también, para respetar todas las derivaciones lingüísticas- es plantar un tronco más grande que el pueblo vecino en la plaza del propio. El tamaño, el peso y las ceremonias que lo acompañan, hablan de quién siente más su fiesta y que comisión de festejos anduvo más fina ese año. A veces cae la noche y la tarde no ha sido suficiente para levantarla por algún error en la excavación del pozo o la falta de coordinación. Pero ningún pueblo falla, y amanece la plaza, el «prau» o el trono elegido, con su singular rey para un año.
Hay quien defiende que la clásica ofrenda del «ramu», las «hogueras» o las danzas primas, se remontan a una cultura ancestral difícil de delimitar. Para los estudiosos de la zona, existe una clara identidad con la naturaleza vegetal de la comarca. La danza prima, por ejemplo, habla de un ritmo previo a la cristiandad. Esta danza colectiva de carácter circular y coral, que suele realizarse en el campo de la iglesia o en torno a la hoguera es, para los estudiosos del folklore, el modo de confraternizar que periódicamente precisaba la comunidad.
Las manifestaciones festivas, por otro lado, sufrieron un importante cambio con la guerra civil. A lo largo de la posguerra se recuperó cierta esencia de las celebraciones por falta de dinero, los ramos eran menos lujosos y volvieron a resurgir las ofrendas asociadas a productos de huerta.
Sin embargo, el mayor cambio en el folklore vino de mano de los indianos, y las picas que actualmente se dan no son sino transmutaciones de las picas personalizadas entre indianos. Los que regresaban a Llanes, después de hacer fortuna en las américas, querían que su fiesta fuese la mejor de todas y no se lo pensaban a la hora de aportar dinero. De este modo, la presencia de luz eléctrica en el entorno festivo, la abundancia de voladores, los ramos más adornados o el incremento notorio de los abalorios en los trajes de llanisca fueron pautas difundidas por estos emigrantes que regresaban.
En la localidad de Celorio, otra cita con las las infinitas celebraciones singulares del concejo, centenares de personas acuden a finales de agosto al aquelarre para encarnar ese repudio oficial y popular que antaño se profesaba ante la magia negra. Cuenta la tradición, y así lo mantienen los herederos de la misma, que habita la zona un ser extraño, femenino, capaz de hablar con los lobos. Era la bruja de Bricia, cuyos pasos seguía atentamente y con rencor la inquisición. La perseguida se ha convertido en leyenda. Dicen que sigue viva, que año tras año pone voz a un conjuro eterno, el que en esta aldea todos los años sirve para introducir la batalla entre humanos y espíritus.
Información de interés:
Enero
17: San Antón en Parres
31: Santa Eugenia en Meré
Febrero
3: Fiesta de la Candelera en Parres y Posada
Marzo
1: El Angel en El Mazucu, Ovio y Caldueño
19 y 21: San José en Posada
Abril
18: La Flor de Pría
23: San Jorge en Nueva
Mayo
1: San Felipe en Soberrón
13: La Sacramental en Poo
22: Santa Rita en Cardosu
30: San Fernando en Cué
Junio
5: La Sacramental en Nueva
13: San Antonio en Cué, Riensena y Piedra
20: San Antonio en Purón
23: San Juan en Caldueño
24: La Sacramental en Cué
24: San Juan en Andrín y Caldueño
25: San Pedro en Vibaño
25: San Juan en Balmori
26: San Juan en Puertas de Vidiago y Tresgrandas
26: San Antonio en Rioseco
28: San Juan en Caldueño
29: San Pedro en La Pesa y Santa Eulalia
Julio
2: La Sacramental en Meré
2: San Pedro en Riego y Pancar
4: San Pelayo en Niembro
16: El Cristo en La Portilla
16: Nuestra Señora del Carmen en Hontaria
17: El Carmen en Celorio, Buda y Las Jareras
18: Santa Marina en Parres y Buelna
21: Santa María Magdalena en Llanes
22: Santa María Magdalena en Llanes, La Malatería y Villanueva de Pría
24 y 25: Santiago Apóstol en Posada
26: Santa Ana en Llanes y Naves
31: San Juan en Nueva
31: La Sacramental en La Borbolla
Agosto
1: San Pedro en Debordes
1: Santa Eulalia en Villahormes
2: Nuestra Señora de Guadalupe en La Pereda
5: Virgen de Henar en Nueva
7: La Sacramental en La Borbolla
7: Nuestra Señora de las Nieves en Poo
9 y 10: Santos Justo y Pastor en Porrúa
13 y 14: San Antón en Villahormes
14 y 15: Nuestra Señora en Andrín y Poo
15: Virgen de la Salud en La Pesa
15: Nuestra Señora de la Asunción en Llanes
16: San Roque en San Roque de Acebal y Llanes
17 y 18: La Sacramental en Pendueles
18: San Roque en La Vega de La Portilla
22: La Sacramental en Vidiago
22: San Joaquín en Turanzas
22: San Roquín en Barro
Finales de mes, Mercado tradicional en Porrúa
31: San Ramón en Garaña de Pría
Septiembre
1 & 2: San Antolín en Naves
7 y 8: Nuestra Señora de la Guía en Llanes
7 y 8: Nuestra Señora de la Blanca en Nueva
8: Nuestra Señora de Covadonga en Los Callejos
9: Nuestra Señora de Loreto en Llamigo
13 y 14: Cristo del Amparo en Nueva
15: El Morru en Llanes
16: San Cipriano en Riocaliente
29: San Miguel en Purón
Octubre
3: Nuestra Señora del Rosario en Ardisana
4: San Francisco en Lledias
17: Nuestra Señora del Rosario en Vibaño
31: Nuestra Señora del Rosario en Meré
Noviembre
17: San Acisclo en Pendueles
Diciembre
8: La Inmaculada Concepción en Mestas de Ardisana, Pie de la Sierra y Piñeres
10: Santa Eulalia en Santa Eulalia y Quintana
Texto: © Ramón Molleda para asturias.com