En este lugar, el penúltimo sábado de agosto, acontece una popular jira de montaña en la que ganaderos y público en general se dan la mano para poner el broche de oro a una campaña de esmerada atención a los asturcones. La fiesta se ideó en 1980 como defensa de esta raza de caballos que por aquel entonces estaban en peligro de extinción. Desde 2019 cuenta con la distinción de Fiesta de Interés Turístico Nacional.
La celebración se inicia por la mañana con una misa de campaña, concurso de baile regional, charangas, bandas de gaitas y comida de hermandad tras la cual comienza la exhibición de equitación, la doma y la marca de los potros nacidos ese año; una de las actividades de más agrado del público, y una de las condiciones básicas para que la cabaña ganadera de los asturcones siga dando pasos en su consolidación. A lo largo de esta fiesta también se nombra al «Pastor mayor del Sueve» y se entregan los premios «Asturcones de Oro».
La sierra del Sueve
Este es un lugar privilegiado, de gran belleza. La flora no va a la zaga de la fauna y se observa en los …
Asturcones en Asturias
Para quien no los haya visto nunca, los ejemplares de asturcón suelen ser de pelaje negro-azabache y largas crines y su origen se remonta a tiempos remotos. Se trata de uno de los ponis más antiguos y puros del mundo. El primer testimonio de su existencia está recogido en el año 80 a. de C. El romano Plinio escribió:
Las tribus Galaicas y Astures del norte de Hispania crían una raza de caballos a la que llaman CELDONES (en su idioma); esta raza pequeña a la que (nosotros los romanos) llamamos ASTURCONES, no trotan sino que poseen un paso fácil especial que viene de mover las dos patas de cada lado alternativamente.
Así que fueron los romanos los que los apodadon con el nombre que hoy les conocemos. Por aquel entonces, sus cualidades equinas hablaban de una combinación de velocidad y fuerza así como suavidad en el paso, resistencia, capacidad de trabajo y valor en combate. Desde entonces, el asturcón forma parte de una amplia familia de ponis que se conservan en el denominado Arco Atlántico, la franja del litoral oceánico que va de Portugal a Escocia y que comprende España, Francia, Inglaterra, Gales e Irlanda. En total hay reconocidas nueve razas de características similares: Garrano, Asturcón, Pottok, Dartmoor, Exmoor, Gales, Connemara, Shetland y Highland, muchas de las cuales se han extendido por el mundo dada sus características.
Las condiciones naturales de Asturias, una región montañosa y abrupta, de comunicaciones difíciles hasta el siglo XX ha sido una circunstancia que protegió la pureza racial, impidiendo cruces que le hicieran perder las señas de identidad; este hecho también limitó su divulgación y salida al exterior.
Los asturcones han desarollado un gran sentimiento de grupo dado el ataque y el hostigamiento que han sufrido históricamente de los lobos. Las manadas sueltas por valles y montañas han ido adaptándose al medio y a los peligros externos de forma colectiva. El grupo de asturcones suele formar en círculo con las grupas hacia el interior del mismo y las cabezas hacía el exterior, para defender a sus crías protegidas en el interior de lo que se denomina corru.
Con la llegada de la primavera se producen los alumbramientos de los nuevos potros. Después de una gestación de once meses, las yeguas que van a parir se separan del corru y buscan un lugar protegido. Allí nace el nuevo asturcón tras un momento mágico que apenas dura unos minutos y que siempre se produce durante la noche. Es así, de esta manera tan fugaz y camuflada en la oscuridad, como la hembra evita la posibilidad de ser descubierta por alguno de sus enemigos.
La mecanización paulatina de las labores agrícolas desde el siglo XIX comenzó a condicionar la cabaña ganadera de los asturcones; otros hechos, como la guerra civil española -durante ella fueron abatidos en masa para aprovechar su carne-, significaron el arrinconamiento casi definitivo del caballo. Al borde de la extinción durante este siglo, a finales de los años 70 sobreviven tan solo unos cuarenta ejemplares. La situación es entonces muy crítica.
Los montes del Sueve fueron el último reducto de una yeguada de asturcones, y solamente el esfuerzo de algunos criadores permitió la recuperación de los caballos hasta acercarse a la cifra de un millar en la actualidad, a comienzos del siglo XXI. En estos momentos la continuidad de la raza no parece amenazada y su recuperación es hoy un éxito. En este sentido se puede destacar la actividad de la Asociación de Criadores de Ponis de Raza Asturcón (ACPRA), encargada también de organizar los actos equinos de la Fiesta del Asturcón. En Piloña existe igualmente una asociación de ganaderos (ACAS) que bajan toda la manada del Sueve durante la época de apareamiento a una finca cerrada, para conseguir la autenticidad de la raza.
· Foto de Ricardo Yagüe 2016 · CC BY-SA 4.0
Información de interés:
Si queremos acudir a esta fiesta debemos ascender a la Majada de Espineres. Hay que hacerlo desde el Alto la Llama. El recorrido es de una gran belleza y andando nos llevará entre una y dos horas, aunque si llegamos al Alto entre las 8 y las 11 de la mañana encontraremos tractores y vehículos todoterrenos que pueden hacernos un favor y hacernos más fácil la ascensión. Para llegar al Alto la Llama hay que tomar la carretera AS-259 que comunica la localidad de Colunga y la de Villamayor, en Piloña. Muchos jóvenes acceden a la Majada la noche antes de la fiesta y preparan sus tiendas en una acampada popular.
Texto: © Ramón Molleda para asturias.com