Castropol, villa y capital del concejo del mismo nombre, es ante todo una localidad de aires decimonónicos, ilustre y noble, con una silueta característica e inconfundible. Se refleja en la ría del Eo de una manera connatural, pues estas aguas le dan su razón de ser y su idiosincrasia. El estuario hace de frontera natural entre el Principado y Galicia, y precisamente la mejor panorámica de Castropol se obtiene desde el puerto de Ribadeo, en la orilla gallega de la ría.
En Castropol se habla eonaviego o gallego-asturiano, lengua conocida popularmente como «La Fala». Ahi va un refrán marinero: «Xente de marina, xente de gran caldeirada, día de muito víspera de nada».
Hablamos de de una villa pintoresca como pocas, localizada en el -aún desconocido por muchos- extremo occidental del litoral asturiano. Una villa que goza de un casco histórico extraordinario y que se enclava en una bella loma con forma de península. Además de todos los atractivos que vamos a referir, Castropol tiene merecida fama de alta cocina marinera.
La Villa de Castropol
Existen evidencias de que Castropol ya estuvo ocupado durante la Edad del Hierro. Además, los últimos hallazgos parecen confirmar las sospechas de los arqueólogos, que siempre han considerado que la villa esconde un castro o poblado primitivo. Tanto el topónimo, como su ubicación elevada y su propia constitución parecen indicar que así fue.
En 1587 un gran incendio arrasó la villa por completo, sólo la Capilla de Santa María del Campo quedó en pie. A pesar de esto, el valor arquitectónico del pueblo se fue recuperando con creces a partir de entonces, resurgiendo de sus cenizas; hasta el punto de que hoy en día es una villa declarada Conjunto Histórico y Bien de Interes Cultural (BIC).
La torre que sobresale sobre el resto de edificios es la iglesia de Santiago Apóstol, del siglo XVI. Visible desde cualquier punto, se alza sobre las coquetas casas blancas con techos de pizarra. Pone el broche de oro a un perfil urbano que resulta ordenado y muy elegante.
Castropol no es muy grande, y salvo por alguna que otra cuesta el paseo por sus calles resulta muy cómodo. Calles empedradas que le conceden un atractivo más y que nos conducen a las puertas de construcciones indianas, casas solariegas, palacetes y palacios de gran valor arquitectónico, como el de los Valledor (siglo XVI) o los Marqueses de Santa Cruz de Marcenado (también conocido como Palacio de Montenegro, del siglo XVIII). Notable porte presentan también la Casa de las Cuatro Torres (siglo XVIII), y el conjunto modernista, de principios del XX, formado por el Parque de Vicente Loriente, el Casino/Casa de Cultura (sede actual de la prestigiosa Biblioteca Popular, fundada en 1921 y considerada de las mejores de España). No va a la zaga de estos inmuebles la casona palaciega de Villa Rosita, ni el sobrio edificio del ayuntamiento.
La visita a este patrimonio deslumbrante cobra más significación al enterarnos de que en el siglo XVIII, en pleno desarrollo del casco urbano, los ingleses toman Ribadeo y amenazan con hacer lo mismo con Castropol y Figueras, por lo que estas últimas localidades tuvieron que pagar un cuantioso rescate. Precisamente un siglo antes, en Linera, uno de los astilleros de carpintería de ribera del Eo, se construyeron dos Urcas (galeras) que lucharon en la Armada Invencible para defender los intereses españoles.
En el siglo XIX, con la invasión francesa y la toma de las principales ciudades de la provincia, se traslada a Castropol la Junta Superior de Asturias, creándose aquí un importantísimo regimiento formado por 10 compañías y 1024 hombres, todos ellos de Castropol, que llevaron el buen nombre de su pueblo por toda España luchando contra las tropas napoleónicas.
La honorable historia de esta villa, también incluye la figura de Fernando Villaamil (1845-1898). Marino militar, ingeniero naval y escritor, que diseñó un buque metálico, ligero y rápido llamado «Destructor», de tan óptimos resultados que el nombre se empleo como genérico para todos los de su clase a partir de entonces. Su pueblo le dedicó un monumento cargado de simbolismo. Ubicado en el Parque Vicente Loriente, vemos la figura del marino y detrás una mujer que representa alegóricamente a la patria. A esto debemos añadirle la gigantesca bola del mundo sobre una columna y el genio alado que se encuentra sentado en ella, sujetando un timón y la fragata «Nautilus» con la que Villaamil dio la vuelta al mundo.
Una de las zonas con más encanto de esta villa es el Paseo del Muelle que te permite recorrer toda la línea costera del pueblo hasta llegar al puerto deportivo y pesquero y al club de vela.
Otra opción para descubrir Castropol es hacerlo gracias a la Ruta literaria por Castropol-Santiniebla, un paseo de una hora y media que revive el texto que Luis Cernuda escribió en esta villa, recorriendo el propio contexto humano y espacial en el que el autor lo fraguó.
Castropol tiene también varios miradores. Aunque el más conocido es el «Mirador de la Mirandilla», muy cerca de la iglesia, con espectaculares vistas a la ría de Eo, Ribadeo y Figueras. También vemos desde aquí el largo Puente de Los Santos que une Asturias y Galicia. Tiene una longitud nada despreciable de 612 metros dividida en cinco vanos.
Castropol pueblo ejemplar
Además de gozar de una estampa privilegiada y de verse beneficiado por la amplitud de miras que concede una ría de grandes dimensiones y abierta al mar, Castropol también destaca por el arrojo cultural de sus gentes. En 1997 la «Comunidad vecinal de Castropol» fue galardonada con el Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias. Según el acta del jurado destaca «el respeto a las mejores tradiciones ilustradas de Asturias» y la puesta en marcha de «iniciativas de la más alta significación”.
Los vecinos se organizan en torno a unas pocas pero solventes agrupaciones que les permiten poner en valor su modo de vida y prosperar económicamente. Como ocurre con su tradicional Club de Mar, una sociedad que ha sabido absorber los mejores méritos gremiales y todo el acervo cultural de los marineros y pescadores de la ría para ponerlos siempre a disposición del progreso de la comarca. Goza también Castropol de una afamada biblioteca centenaria que ha ayudado y mucho en el tono ilustrado que impregna esta villa. Desde su fundación en los años veinte, la Biblioteca Popular «Menéndez Pelayo» y su activa labor «circulante» toma conciencia de que la cultura debe llegar a cada rincón del municipio y más allá si cabe. Desde entonces ha ofrecido una variada actividad, no solo fomentando la lectura sino tejiendo redes y estrategias de desarrollo social.
La unión vecinal puede observarse a las claras todos los años en la tradicional fiesta del “Corpus” que engalana con enormes alfombras florales todas las calles de la localidad.
La Ría del Eo
El Club de Mar, el Club Vela “Ría del Eo”, las regatas de traineras, el Aeroclub de Arnao o el moderno cultivo de ostras y almejas son ejemplos claros de vitalidad de un municipio que saca muchas de sus fuerzas de la propia ría. Un estuario creado por una falla longitudinal y una serie de fracturas menores que forman ensenadas. Ecosistema de una riqueza apabullante, con sus colonias de aves, sus praderas submarinas, su población de nutrias… Deportivamente, la ría es escenario de las competiciones de remo, que surge tradicionalmente de rivalidades entre la gente de la mar. En Castropol existe constancia de regatas desde 1890, con las propias embarcaciones de pesca o de “barcaxe”.
La ría del Eo
A vista de satélite la ría del Eo es algo más que una simple frontera entre comunidades, es una …
La ría es fuente de riqueza, generador de modos de producción, de actividad marinera y foco creciente de interés turístico por sus atractivos roquedales, playas, calas y ensenadas. En la ría del Eo se cultiva además la única variedad de ostras asturianas de manera extensiva y sostenible. Ostras autóctonas que van encontrando su lugar en un panorama gastronómico español con una salinidad explosiva, gran fortaleza de la concha y potente sabor. Además, las podemos probar pues anualmente se celebra, durante el puente del 1 de Mayo, el popular Festival Somos la Ostra.
X Festival de la Ostra 2024
Durante los días 2, 3, …
Castropol y alrededores
Antes de que el río Eo desemboque en el mar Cantábrico, forma una ensenada el margen derecho. Desde este lado se puede visitar la Playa de Salías, en la cual se aprecia una formación rocosa, con árboles y vegetación, que en la marea alta queda aislada formando una pequeña isla. La ensenada se puede bordear hasta la Playa de Arnao de Figueras.
Figueras de Castropol es la localidad más poblada del municipio a pesar de no ser la capital del mismo. Aquí, la emblemática empresa Astilleros Gondán da trabajo a cientos de personas y arma embarcaciones para medio mundo.
La localidad goza también de un urbanismo muy destacado, con importantes joyas arquitectónicas como el Palacio de los Pardo Donlebún, cuya torre central data del siglo XVI, la iglesia de Santiago Apostol, del XVII, la ermita de la Atalaya, la Torre del Reloj o el Palacete Peñalba, actual emplazamiento de un Hotel, fue construido en 1912 por el arquitecto Angel Arbéx, discípulo de Gaudí y representa uno de los mejores ejemplos de la arquitectura indiana asturiana de principios de siglo xx con rasgos muy nítidos del art nouveau.
En la actualidad Figueras es un núcleo turístico cuya población crece sustancialmente en verano.
Si lo que queremos es mar abierto podemos ir a la playa de Peñarronda, con sus casi 800 metros de longitud es ideal para la práctica del surf. Muy cerca de aquí está la villa de Tapia de Casariego.
La playa de Peñarronda
Playa de la costa occidental de Asturias. Un tesoro natural que pasa desapercibido si la observamos desde las …
Playas de Tapia
Tapia tiene mucha costa, acantilados …
Texto: © Ramón Molleda para asturias.com