Los acantilados y la playa de Guadamía bien podrían servir como aula natural para un curso intensivo de modelado kárstico. Además de una playa prácticamente fluvial, encontramos en este entorno formas sorprendentes que el mar ha creado en una permanente pugna por sobrepasar la barrera natural de la propia costa. Las huellas de disolución son muy profundas y han alcanzado gran desarrollo en forma de oquedades y canales en la superficie de las rocas calcáreas. Los acantilados se encuentran plagados de covachas. En esta zona podremos disfrutar de los denominados bufones de Llanes: estrechas chimeneas verticales por las que el agua sale a borbotones con gran estruendo, mezclando agua salada y aire.
En los riscos del litoral, los pescadores locales pescan a gran altura. El enclave es idílico.
Siguiendo la ruta marcada que sale de la propio área recreativa, un serpenteante sendero, podemos realizar una pequeña excursión por las inmediaciones. Al paso nos salen los llamados pozos secos que salpican la zona. Tienen un gran perímetro y las rocas, como almenas puntiagudas, se organizan de forma concéntrica dejando en el centro un negro fondo donde golpean las olas. El mar entra en estos espacios a pesar de que algunos guardan gran distancia con el acantilado. En algunos casos se forman verdaderas piscinas naturales.
El río Guadamía, frontera natural entre los municipios de Ribadesella y Llanes, en su corto recorrido de unos siete kilómetros desde la Sierra de Cuera, desciende entre bellos parajes hasta llegar al mar a la altura del castro Arenes. Al desembocar en la propia playa de Guadamía o playa de Llames, ha esculpido a su propia imagen una estrecha garganta. En la zona que antecede a Guadamía forma un arenal o marisma conocida por los lugareños como La Siatera, una especie de fiordo de aguas tranquilas.
La playa resulta sorprendente. Un canal estrecho, alargado entre los acantilados, cuya propiedad se disputan el propio río y el Cantábrico. No existe playa más protegida de las embestidas del mar en todo el oriente de Asturias. Es, por tanto, muy segura para el baño. En el inicio de su larga lengua la profundidad del agua es escasa e ideal para los niños. En marea baja lo que queda es un arenal de gran longitud, idóneo para los juegos playeros y para tomar el sol.
La longitud de la playa es de unos 800 metros, perpendicular a la costa, la anchura del canal de unos 80 metros, la arena es blanca y fina, la profundidad media en la zona de baño es 1,50 metros, sin declives ni depresiones bruscas. Las aguas tienden a remansarse. Está limpia de rocas y de algas. El oleaje es escaso o nulo y no hay riesgo de corrientes.
Cómo llegar a la playa de Guadamía
Los núcleos de acceso más próximos a la playa son las aldeas de Llames de Pría (Llanes) y Cuerres (Ribadesella). Para llegar a ellas lo hacemos desde la AS-263 que comunica los municipios de Llanes y Ribadesella en la zona limítrofe de ambos concejos.
Desde Llames de Pría existe acceso rodado a la playa, si bien resulta conveniente afrontar el último tramo a pie pues no hay aparcamiento abundante en las inmediaciones de la playa. Desde Cuerres, y a través de un camino asfaltado de unos dos kilómetros, podremos llegar hasta el área recreativa, a escasos metros de la playa.
Parking en las inmediaciones de la playa de Guadamía
En la localidad de Llames de Pría han habilitado varias zonas de parking para poder acceder con comodidad a los bufones y a la playa, ya que ambos atractivos turísticos están colindantes. Lo mejor es dejar el coche en estas zonas señalizadas y caminar hasta el arenal, el recorrido es corto y agradable. En el área recreativa de Cuerres también hay espacio para el estacionamiento de vehículos, aunque quizás en temporada estival se llene fácilmente.
Texto: © Ramón Molleda para asturias.com