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Ruta a la Cruz de Priena
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En Asturias la cruz siempre fue un signo muy respetado, especialmente en los pueblos de montaña. En los altos se levantaban cruces de madera para ahuyentar las tormentas, el granizo y para que los rayos no cayeran sobre el ganado. La primitiva Cruz de Priena, que también era de madera, resultó alcanzada por uno de esos rayos y en 1963 fue sustituida por otra de metal fabricada en Avilés. El enclave legendario de esta cruz, vinculado para siempre al valor de los astures, es también un magnífico mirador de la basílica, de los Picos de Europa y del horizonte vertiginoso de la montaña asturiana.




Latitud: 43.3156548 Longitud: -5.0471020
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Los cruces geográficos, o lo que es lo mismo, la abundancia de encrucijadas de caminos, los puntos de unión de distintos ramales, pero también el sentido estrictamente religioso que se le asigna, hacen que el término «Cruz» abunde en la topinimia asturiana. La Cruz de Priena, en concreto, tiene una gran connotación épica y cristiana. Podría decirse que es todo un símbolo de esa «cruzada» local que fue la batalla de Covadonga.

¿Dónde está la Cruz de Priena?

Está en la cima del monte que lleva su mismo nombre, en el entorno inmediato del santuario de Covadonga. Se puede subir a ella desde la zona de aparcamiento de la basílica, poco antes de la Santa Cueva. Es una ruta lineal de unos 7 kilómetros (tres horas de caminata entre la ida y la vuelta) y un desnivel moderado de casi 600 metros. La ruta está muy bien señalizada y es apta para niños y todo tipo de personas con cierta forma física. La dificultad es media-baja debido al desnivel.

La Cruz de Priena o Cruz de Pelayo

Puede dar lugar a confusión llamar a este emplazamiento «Cruz de Pelayo», pues así se conoce también a la Cruz de la Victoria, esa mítica cruz latina que se encuentra en la Cámara Santa de la catedral de Oviedo y que, según la leyenda, portó Pelayo después de la victoria (la prueba del carbono 14 ha desmentido este punto, pues pertenece al reinado posterior de Alfonso III el Magno). Confusiones aparte, y bien mirado, tampoco es raro que se haya popularizado el nombre de Cruz de Pelayo. Quien haya visitado el entorno de Covadonga y se haya detenido frente a la enérgica escultura del caudillo astur, no habrá podido dejar de admirar el monte que tiene a sus espaldas y la pequeña cruz de su cima; cruz que desde alguna perspectiva puede llegar a solaparse con la Cruz de Victoria que asoma tras la figura de la propia estatua. La relevancia mayor o menor de la batalla de Covadonga (718 ó 722), o el conflicto entre historiadores ante la mal llamada «Reconquista», es otra cuestión. Pero dejando al lado hipérboles sobre el tamaño de los ejércitos enfrentados, está suficientemente documentado que Priena fue el monte desde el que se perpetró la emboscada más productiva de su tiempo, dividiendo en dos las huestes invasoras de Alkama. Las piedras lanzadas desde posiciones altas por los hombres de Pelayo masacraron literalmente al enemigo. Atacando justo el centro de la columna, a la altura del desfiladero que conduce a Covadonga, los superviviente se dividían entre los que trataban de huir hacia atrás y los que subieron a la meseta de Enol buscando el camino hacia Arenas de Cabrales y Tielve, para seguir hasta los puertos de Aliva y Liébana, donde terminaron con sus vidas.

Rutas hasta la Cruz de Priena

Alcanzar la Cruz de Priena, cuya cumbre está a 716 metros de altitud, es coronar una de las panorámicas más bellas de Asturias. Un mirador sin igual de Covadonga y del Monte Auseva, así como del escarpado Macizo Central de los Picos de Europa, donde se distinguen picos emblemáticos como Torrecerredo, Cabrones… y, mucho más cercano a la vista, el Macizo Occidental o Cornión, espectacular, con las Peñasantas como cimas más altas. Divisamos también las sierras interiores del Sueve y su picu Pienzu, el Mofrechu, la Sierra del Cuera, Peña Mayor, el Tiatordos; también el Mar Cantábrico en esta asombrosa visión de 360º. Un mirador que además puede ser un observatorio de aves, pues con suerte y paciencia no es raro atisbar milanos, buitres o águilas.

Ruta a la Cruz de Priena

Existen al menos tres opciones distintas para subir a Priena. Las tres parten de localidades de Cangas de Onís: la aldea de Teleña, Corao y Covadonga.

Desde Teleña, pueblo ubicado a 240 metros de altitud, será necesario invertir una hora y media aproximadamente. El camino está bien señalizado y durante gran parte del mismo podemos ver la cruz coronando la cima. Avanzamos primero entre prados y frutales, subiendo por una pista de hormigón hasta La Cañal, después no tardaremos en llegar a la Majada del Monte Orientes. Encontramos una bifurcación y dejamos la pista tomando el camino de la derecha, hacia el Collado El Pasadero, también con espectaculares panorámicas. Sorteando un pequeño resalte rocoso, ganamos el sendero que lleva a la cima.

Ruta a la Cruz de Priena

Desde Corao tardaremos unas cinco horas en ruta de ida y vuelta. Empezamos a caminar por una pista asfaltada y ancha que se ubica junto al mercado de ganado del pueblo. Llegamos a Santa Eulalia de Abamia, cruzamos un puente sobre el río Güeña, y un camino de tierra que comienza a empinarse ligeramente nos conduce hasta la iglesia románica de Santa Eulalia de Abamia (en la que permanecieron sepultados los restos mortales de Don Pelayo y los de su esposa, Gaudiosa, durante siglos). Salvamos una pendiente más hasta Cuetu Abamia, ascendemos luego hasta a la zona boscosa conocida como Derroncambo. Sin salirnos del sendero llegamos a un paso para el ganado y subiendo alcanzamos una zona de cabañas. Al rato nos topamos con una bifurcación: a la izquierda se va a los Lagos de Covadonga (esta es la popular senda Frasinelli), a la derecha continuamos dirección a la Cruz. La ascensión final será moderada pero ligeramente larga.

Desde la Basílica de Covadonga. Poco antes de llegar al Santuario, en el lado izquierdo de la carretera, pasando el estacionamiento del «Repelao», frente a la Casa Rural Asprón, un cartel indica el inicio de la ruta. Quizás es el camino mas empinado, pero apenas nos llevará una hora y cuarto alcanzar la cruz. Aproximadamente son 3 kilómetros y medio  de ida en el que afrontaremos un desnivel de 500 metros a través de la riega Gusana primero y luego por la cuesta Ginés. La primera parte transcurre por un bosque de robles y castaños, y a partir de ahí transitaremos por un camino de tierra entre matorral bajo. La senda va cogiendo altura en unos amplísimos zig-zag que nos pasearán de un lado a otro de la ladera. La forma zigzagueante de la ruta puede apreciarse claramente desde el santuario. A poco que subamos, las vistas sobre Covadonga comienzan a ser fantásticas. Pronto lo son también las vistas sobre los Picos, que resultan más cercanos de lo que podría pensarse.

Una cruz de madera coronaba hace décadas el monte Priena. Desde 1963, una metálica ocupa su lugar. Fue fabricada en aquellas fechas con tubos procedentes del desguace de barcos, e instalada por el grupo de montaña Ensidesa, cuyos componentes la portaron hasta la cima dividida en piezas y con la ayuda de varios mulos. Sus medidas son significativas: 7 metros de altura, 4,75 la anchura de sus brazos, y un peso aproximado de 700 kilos. El coste de la cruz, unas 15.000 pesetas de entonces, fue aportado por los feligreses de Llaranes y por los socios de este grupo de montaña, tal y como consta en la placa de metal que lleva la cruz al dorso.

Información de interés:

Es esta una ruta que puedes hacer casi en cualquier época del año. Pero quizás sea más recomendable en invierno o primavera, ya que es más que probable ver los macizos nevados. En cualquier caso, para disfrutarla de verdad es imprescindible que el día esté despejado y sin niebla. Hay que tener en cuenta que estamos a las puertas de los Picos de Europa, una zona de cambios de meteorología abruptos, donde es muy frecuente la niebla, así que ojo con este fenómeno. Tampoco, aunque resulte de perogrullo, hay que ponerse en riesgo en la cima asomándose al vacío innecesariamente.

La mayor parte de la ruta es sin sombra, necesitarás crema solar y gorra.

Mejor pantalones largos debido a los matorrales.

Aunque la ruta no sea larga, agua y comida nunca están de más.


Texto: © Ramón Molleda para asturias.com Copyright Ramon Molleda


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