El Mercau Astur de Nava, que coincide y da más contenido a la popular celebración de San Xuan, es una Fiesta de Interés Turístico Regional que desborda colorido y expectación. La villa se transforma en un museo viviente, con numerosos puestos y talleres artesanos en los que están representados todos los antiguos oficios: madreñeros, joyeros, hojalateros, azabacheros, cesteros, zapateros… En directo asistimos al repujado de cuero, de estaño, al cardado de lana, al moldeado de los metales…
Esta recreación también incluye una destacada muestra gastronómica. Buena comida y buena sidra por doquier en esta población sidrera por antonomasia. Quesos y embutidos regionales, repostería casera, productos de la huerta, envasados artesanos y un largo etcétera que se extiende a otros productos de consumo tradicional, como cosméticos ecológicos, textiles y una amplia muestra de artesanía regional.
En el Mercáu Astur de Nava se puede, por lo tanto, comer, beber, comprar, aprender y divertirse. Sobre todo esto último, pues la jornada avanza y crece la expectación de los visitantes. Personajes de índole ancestral se mezclan con el público. Son los gigantes, los cabezudos, los titiriteros. Y no para la música, los bailes y danzas, los cantares asturianos, los malabares, los cuentacuentos, la música folk. Estamos en unas jornadas marcadas por la animación, en las que no hay un minuto de pausa: se enraman las fuentes, comienzan los pasacalles con carros del país, vemos acróbatas, empiezan las actividades para niños con los talleres de barro, paseos en burro y a caballo, el tiro de cuerda, las carreras de sacos, los zancos…
Y llega la noche con la espectacular hoguera de San Xuan y la música en vivo. La fiesta no para, pero al día siguiente alguien tendrá que tener la cabeza en sus sitio si pretende llevarse el Ramu. Como muchas otras fiestas asturianas Nava conserva esta tradición: la Puya l´Ramu. A medio día, panes artesanos se colocan sobre una estructura de madera, decorada con motivos vegetales y cintas de colores. En el fervor de lo festivo, la puja siempre alcanza precios muy superiores al valor real de los subastado.
Y es que el valor de lo auténtico no tiene precio.
Texto: © Ramón Molleda para asturias.com