En el itinerario que aquí tratamos específicamente, la calzada aún conserva una buena parte su antigua traza. También se mantienen, aunque en ruinas, algunas de las ventas que jalonan el camino, tales como Frieru, La Llinar, Sellón y Pandoles, que dieron cobijo a los viajeros durante varios siglos. Por esta vía, cargada de historia, se cree que pasaron a lo largo de los tiempos ilustres personajes, peregrinos, arrieros e incluso miembros de la realeza.
La ruta a seguir comienza en la collada de Arnicio (915 m.) (km. 20,5 de la carretera AS-254). En este punto abordamos dicha vía con claro descenso en dirección a Infiesto durante un kilómetro, hasta toparnos dos cruceros de pistas que surgen a la derecha. Por la segunda, caminamos con rumbo al norte bajo la sierra del Facéu entre prados y cabañas, y de manera ondulante hasta la majada de Les Campes, donde se levanta una gran cuadra. Proseguimos aquí con la marcha por la amplia pista de tierra que sustituye en varios tramos al antiguo camino real, topándonos enseguida con una gran nave ganadera, toda de chapa metálica y sin apenas uso, e incumpliendo con los objetivos para la que fue levantada ya hace diez años. Al menos debía haberse dotado al inmueble con un diseño que armonizase con la historia del camino y con el paisaje que lo rodea. Como miembro de la Junta del Parque de Redes, alegué contra este desaguisado sin éxito. Una vez rebasada continuamos por la pista principal y así llegamos a la venta de Frieru (857 m.) (3,8 km., en 1 h.), vieja edificación localizada al pie del camino. Frieru fue un enclave histórico en esta vía. En el siglo XIV su propietario era el conde de Noreña, uniendo sus posesiones asturianas con la torre de Lillo. En dicho lugar ya en el año 1385 se levantaba una iglesia, Santa María la Real de Frieru; en el año 1734 los vecinos de Tozu la trasladaron a su pueblo. Pasados los siglos, y con la construcción de la carretera a Infiesto a finales del siglo XIX, el camino así como la venta de Frieru perdieron su protagonismo. La venta fue posteriormente destinada a usos ganaderos, aunque hoy en día presenta un aspecto lamentable.
Un poco más adelante, a la altura del crucero de Gamonéu, abandonamos la pista ganadera, que prosigue a la izquierda con sentido occidental en dirección a la localidad de Tozu por Les Vallines y el collado Labosu. Nosotros continuamos a la derecha por el camino real, que pierde algo de su traza elevándose por Pandicuerries, hasta toparnos en el crucero de La Llinar, ubicado bajo la ladera del pico Facéu. Tras otra breve remontada llegamos a la misma majada, que está jalonada de praderías, una fuente y cuadras. Una de ellas, la que se supone que fue una venta, está rehabilitada. La Llinar fue lugar de encuentro de los antiguos viajeros que tenían a su disposición la alberguería, originaria del año 1766 y construida por el cura de Tozu (975 m) (4,9 km, en 1 h y 50 min).
Proseguimos con el camino histórico, que se eleva ligeramente entre prados y cabañas hacia el norte ampliando su buena traza bajo la ladera meridional de la sierra Facéu. Después descendemos ligeramente atravesando un gran tajo labrado en la ladera de más de 4 m. de longitud. El viejo camino va en busca del crucero y la collada La Llamosa, por donde baja una pista al pueblo de Moro, alcanzando al poco tiempo la campera del Sellón (798) (7,7 km., en 2 h. y 40 min.). Una vez aquí la panorámica abarca la peña los Tornos, Maoñu, sierra de Aves, Niañu… A la derecha de la campera baja el camino hacia Omedal y se localizan las ruinas de lo que fue la iglesia parroquial de San Lázaro del Sellón, que data del año 1385, así como la escuela y la venta.
Soslayamos el desvío a Omedal y proseguimos por el camino histórico que nos lleva al frente por toda la lomera de la sierra de su mismo nombre. La senda, recuperada en estos tiempos, avanza al norte sin apenas desnivel, intercambiando las vertientes de aguas por las sucesivas colladas, flanqueadas por los picos La Muezca, el Cabezu Fuentes, y por la horcada del pico La Ceniza. A partir de aquí emprendemos un vertiginoso descenso bajo el cerro La Roblosa, lugar donde el camino muestra su traza amurallada a su paso por el Canalón, hasta confluir en la campera de la collada del pico Los Llanos. Aquí la calzada se desvanece entre matorrales, pero aparece entre los mismos un sendero que la sustituye y que nos guía directamente a la pradería de Consiella, con su robusta cuadra de piedra en medio del robledal. Después, seguimos la traza de la vía que atraviesa unas praderías con un diminuto santuario y que se comunica con una pista agrícola que amplifica el camino real. Avanzamos por él hasta presentarnos en la vetusta venta de Pandoles (469 m.) (12 km., en 5 h.), convertida actualmente en cuadra pastoril. Más adelante encontramos un crucero donde nos dirigimos a la izquierda para remontar inicialmente una loma cubierta de robles y también de eucaliptos. Después, ya asoma en la cercanías la bocana del llamativo pueblo de Lozana (336 m.) (13,3 km., en 5 h. y 45 min.), distante 3 km. de Infiesto, donde damos por finalizada esta ruta senderista.
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