El barrio de Cimadevilla en Gijón es un entorno único que no es fácil encontrar en otros cascos históricos peninsulares, por muy de cara al mar que se hayan forjado. Cimadevilla no ha puesto cortapisas a su desarrollo, presume de tradición pero también es pura vanguardia. Una obra de Chillida: el Elogio del Horizonte, ya es por méritos propios el símbolo de la ciudad. Se mire por donde se mire, la enorme escultura tiene mucho de horizonte, se muestra distinta en cada perspectiva y nos propone a cada mirada el cosmopolitismo de Gijón.
Elogio del Horizonte de Chillida
Es una obra de grandes proporciones erigida en el año 1990 en el Cerro de Santa Catalina de …
El Cantábrico y el ajetreo urbano han dejado huellas imborrables por igual. Pero sobre todo están las huellas de sus moradores: pescadores, cigarreras, artesanos… hombres y mujeres playos, que es como se les conoce a los nacidos en este barrio. Sus calles se muestran de día aparentemente tranquilas, pero de noche se produce la transformación y pasa a ser un lugar de encuentro y reunión, restaurantes y sidrerías en cada esquina, y gran número de bares de copas para llegar a la madrugada. Se puede empezar con unas nécoras o bocartes, animarse con sidra, y si se tercia, terminar muy tarde o muy temprano, según se mire, con un buen desayuno cerca del puerto deportivo.
Tras conocer años de cierto abandono en sus inmuebles, hoy en día resulta un placer pasear por sus recoletas calles y plazas. Los edificios han renovado sus fachadas, se han lavado la cara. Más de doscientos edificios están especialmente protegidos y al menos una docena forman parte del patrimonio cultural e histórico de Gijón.
Ruta por Cimadevilla
Podemos hacer un recorrido planificado de unas dos horas de duración para empaparnos de su tipismo y sabor marinero. Empezaremos en la bella Plaza Mayor presidida por el Ayuntamiento, escenario de actos festivos y celebraciones populares como la Semana Grande o el Antroxu (Carnaval). Atravesamos el arco de la zona oeste y nos encaminamos al puerto deportivo, nos topamos con el Monumento a Don Pelayo (homenaje al primer rey de la Monarquía Asturiana que figura en el escudo de la ciudad), está en el centro de la plaza del Marqués.
Aquí está ubicado el Palacio de Revillagigedo, del siglo XVIII, que sorprende por su belleza barroca. Tiene adosada a él la Colegiata de San Juan Bautista que sirve de escenario para conciertos de música clásica a lo largo del año. Si enfocamos nuestros pasos hacia el mar nos sorprenderá la monumental escultura realizada con botellas de sidra, una metáfora visual que nos invita a pensar en el reciclado.
El Árbol de la Sidra
Se levantó en 2013 en la celebración anual del Festival de la Sidra Natural de Gijón. Se necesitaron …
¿Qué ver en Cimadevilla?
Si avanzamos por el paseo del Puerto Deportivo, con instalaciones envidiables y cuidadas y un entorno muy bello que lo han convertido en escala de numerosas regatas, y llegamos al final, el espigón cierra el puerto, cuando el mar bate con fuerza es un espectáculo que no debe perderse pues las olas sobrepasan el muro de contención. Subimos por la conocida Cuesta del Cholo (término éste que trajeron los emigrantes que venían de América) y así nos acercamos a las callejas que los gijoneses llenan cuando llega el buen tiempo.
Unos metros más adelante podemos admirar la Capilla de la Soledad del s.XVII, sede espiritual del Gremio de Mareantes, cuya festividad tiene lugar en septiembre. Fechas en las que el barrio entero bulle en fiestas y celebraciones.
Al final de la calle Artillería está ubicada la vanguardista escultura Nordeste, realizada en hierro cortén por Joaquín Vaquero Turcios. Simboliza el viento más esperado en los veranos gijoneses, pues es el que empuja y barre las nubes y asegura un día soleado. Subiendo en dirección al Cerro de Santa Catalina, pasamos por lo que en su día fue un complejo militar artillero y en la actualidad ha sido recuperado para el disfrute de los gijoneses y visitantes que se animen con un paseo único.
Texto: © Ramón Molleda para asturias.com