Tras nueve años de experiencia al frente de su anterior proyecto, el Restaurante Carulo, en la plaza Porlier de Oviedo, emprenden una nueva etapa con una propuesta en la que la cocina se convierte en el auténtico factor diferencial: personal, reconocible y sustentada en una sólida formación adquirida en algunos de los mejores restaurantes de Asturias —L’Alezna (Pedro Martino), La Salgar (Ester Manzano), Ca’Suso (hermanos Feito)— y del país —El Bohío (Pepe Rodríguez) y Alkimia (Jordi Vilà)—. Todo ello unido a una pasión por la gastronomía que ha pasado de ser vocación a convertirse en una verdadera forma de vida.
Su compromiso con el producto se refleja también en la huerta propia, situada en Arlós, a apenas tres kilómetros del restaurante. En sus 400 metros cuadrados cultivan piparras, berenjenas, tomates, guisantes y otras hortalizas y verduras de temporada, base de una cocina que busca la autenticidad desde el origen.
La cocina aparece como una versión moderna de la tradición, con elaboraciones que sorprenden: platos reconocibles pero con presentación y ejecución cuidada.
Los clientes valoran la calidad del producto, con ingredientes frescos, buen trato de la materia prima, y elaboraciones cuidadas.

Se destaca la cocina como “una experiencia gastronómica brutal”, con gran valoración tanto por sabor como por presentación (“explosión de sabores”, “platos trabajados”, “ejecución soberbia”). Muchos comensales apuntan que la carta (y los menús degustación) permiten probar platos variados y elaborados, no solo lo típico.
Algunos platos concretos se repiten como éxitos entre los clientes: por ejemplo, la albóndiga de centollo aparece mencionada varias veces como “todo un espectáculo”.
* Fotografías tomadas de la web del restaurante.







