Museo del Jurásico – MUJA
En un lugar privilegiado de la costa de Asturias a pocos metros sobre el nivel del mar, se ubica el …
En la costa oriental de Asturias cada día que pasa aparecen más fósiles y huellas de una fértil colonización de dinosaurios. La franja costera que se extiende desde Tazones (Villaviciosa) hasta Camangu (Ribadesella) es un escaparte de acantilados bajos donde los dinosaurios dejaron su pesada huella. De hace unos años a esta parte no hay tregua en las investigaciones, y los expertos del país acuden a este litoral para comprobar sobre el terreno la importancia real de los hallazgos.
Existen empresas que te guían a los principales yacimientos de huellas jurásicas en la costa oriental.
Se sabe que en el Jurásico Superior Asturias presentó un clima extremadamente árido, y sus costas eran bajas, sin presencia de acantilados inicialmente. Una enorme marisma en la que quedaron inscritas los rastros menores y mayores de todos los organismos que sobrevivían en aquel ambiente. Los dinosaurios, en concreto, encontraron en este fango, sede a la vez de numerosos deltas fluviales, un lugar idóneo para de satisfacer sus patrones de supervivencia. Ahora, muchos de los hallazgos y numerosas réplicas de animales de la época pueden verse en uno de los museos más visitados de Asturias: el Museo del Jurásico. Su colección fundacional está compuesta por más de 8.000 ejemplares de fósiles procedentes exclusivamente del jurásico asturiano. Las investigaciones están siendo llevadas a cabo por un equipo dirigido el profesor de Geología de la Universidad de Oviedo, José Carlos García Ramos.
En un lugar privilegiado de la costa de Asturias a pocos metros sobre el nivel del mar, se ubica el …
Una densa franja costera de más de 60 kilómetros sirve de material de estudio de los investigadores. Una archivo natural que en este área se dispone en una serie de lonchas gigantescas que conforman lo que los geógrafos llaman formaciones estatigráficas. Los límites concretos del periodo Jurásico en el litoral astur, los que contienen estas formaciones, se extienden desde el Cabo Torres, al Oeste de Gijón, hasta el pedral de Arra, dos kilómetros al Este de Ribadesella (dos importantes fallas sirven de frontera exacta con las rocas más antiguas de otro tipo de costa que se remonta más atrás, al Paleozoico). La era secundaria ocupa una parte sustancial en los materiales de estas capas. Las huellas de branquiópodos, saudópodos, terópodos y otros, tanto bípedos como cuadrúpedos, carnívoros o vegetarianos, son los datos más abundantes, con mediciones que oscilan desde el pie de una paloma hasta el de un elefante multiplicado por diez. Pero en esta parcela privilegiada del litoral peninsular se hallan también restos de tortugas, cocodrilos y reptiles marinos, peces, vegetales, troncos, pequeños organismos, huellas de oleaje jurásico, marcas de arroyos de aquella época, e infinidad de otros rastros.
Se han catalogado 5 tipos distintos de formaciones geológicas. Ninguna de ellas es excluyente pues son modelos teóricos. La Formación Gijón es la más antigua (entre 206 y 199 millones de años), se encuentra a una altura superior a los 100 metros y abundan la caliza y fósiles de lamelibranquios y gasterópodos. La Formación Rodiles es 25 millones de años más joven, aquí ya aparecen huesos de reptiles y de peces, además de los fósiles de invertebrados. La Formación Vega tiene una superior a los 150 metros, de la caliza pasamos a areniscas grises y lutitas rojas. Pertenece a un tiempo anterior a los 154 millones de años antes de nuestra era. Aquí ya encontramos pequeños crustáceos, restos vegetales, huellas y huesos de dinosaurio. La Formación Tereñes es más joven aún y data de la época en la que Asturias era una especie de mar interior fangoso. Por último, la Formación Lastres, la más joven de las cinco, 151 millones de años es también muy abundante en hallazgos de fauna y flora. En este periodo Asturias presentaba un paisaje más avanzado, poblado de pequeños deltas fluviales, marismas y pantanos.
Aunque hay multitud de catas y descubrimientos, el principal atractivo de la costa jurásica asturiana reside en la extraordinaria cantidad de icnitas halladas. Una densidad y variedad de huellas muy poco frecuente en otras partes, Además de las clásicas depresiones sobre las rocas, están también los «contramoldes», muy abundantes. Se trata de huellas evidentes que se manifiestan hacia arriba, por efecto de una sedimentación posterior en el tiempo que las fue cubriendo.
Las rutas a pie que os proponemos a continuación podrían resultar frustradas sino se cuenta con guía, de ahí que unas mínimas notas descriptivas sean necesarias para no pasar por alto los rastros:
1/ La forma de las icnitas que nos encontremos depende de 4 factores principales: anatomía (forma del pie), sustrato (condiciones del sedimento), comportamiento (velocidad, equilibrio del animal…) y preservación. Por lo tanto no conviene buscar la típica huella tridáctila perfectamente definida y marcada.
2/ Tipo de dinosaurios. Atendiendo a su modo de locomoción se pueden clasificar en bípedos y cuadrúpedos. Los primeros, como los terópodos y la mayoría de los ornitópodos caminaban erguidos. Los cuadrúpedos, como los saurópodos y los provistos de cuernos, placas y armaduras, lo hacían utilizando a la vez las extremidades delanteras y traseras. Por lo general, los rastros de dinosaurios cuadrúpedos son más anchos que los de los bípedos como resultado de su diferente estructura corporal. Entre los de hábito cuadrúpedo, los saurópodos son los más comunes, las huellas de las patas son circulares o rectangulares, mientras que las de las manos tienden a ser semilunares. Tanto los terópodos como los ornitópodos producen rastros generalmente bípedos, constituidos por huellas tridáctilas. La diferencia entre ambos tipos de huellas no siempre resulta sencilla, pero las huellas de terópodos tienden a ser más estilizadas y con dedos más largos y estrechos.
El acceso rodado que nos aproxima a los yacimientos Jurásicos asturianos tiene como principales vías la Autovía del Cantábrico en la vertiente oriental del Principado, a su paso por Ribadesella, Caravia, Colunga y Villaviciosa, así como la carretera comarcal 256 y la Nacional 632, a las que necesariamente nos tendremos que desviar en algún momento para acercarnos más a la costa.
Estos son los principales yacimientos hallados hasta la fecha:
Playa de Merón Villaviciosa
Hay dos alternativas, una es tomando la desviación desde la carretera comarcal As-256 hasta Careñes, donde hay que dejar el coche e ir por un camino descendente que parte de la iglesia del pueblo en dirección a la playa [900 metros]. La otra parte de la desviación de Argüero, siguiendo los carteles indicativos de la playa.
Una vez allí se inicia el recorrido hacia el oeste por el pie del acantilado durante unos 600 metros hasta llegar a un estrato de arenisca de la formación Lastres. Sobre su superficie se conserva el rastro de un saurópodo [cuadrúpedo], formado por 12 huellas consecutivas de manos y pies. También hay icnitas tridáctilas dispersas de bípedos.
Acantilados de Oles Villaviciosa
Partiendo de la comarcal As-256, a la altura de El Gobernador, se toma la desviación que conduce a Oles y Tazones. Al llegar a la primera de estas dos localidades, parte a la izquierda una carretera asfaltada y muy estrecha que se dirige hacia el norte pasando por delante de la iglesia parroquial de Oles, en donde hay un pequeño aparcamiento para dejar el vehículo. Desde ahí parte un camino que debe seguirse 900 metros hasta enlazar con una senda tras un giro de 90 grados hacia el oeste, que acaba justo encima de un amplio estrato de arenisca un poco inclinado hacia el mar.
Hay 12 rastros de dinosaurios bípedos orientados en diversas direcciones. Las rocas pertenecen a la formación Lastres y entre ellas destacan varios estratos de arenisca con superficies onduladas debidas a corrientes de agua y al oleaje jurásicos.
Faro de Tazones Villaviciosa
El panel explicativo está situado en el comienzo de un camino que parte del lado izquierdo de la carretera que conduce al faro. Siguiendo la señalización se accede al acantilado tras un recorrido de 1.300 metros.
Allí mismo, sobre una laja de roca ligeramente inclinada hacia el mar se encuentra la primera huella tridáctila de dinosaurio. A partir de aquí, continuando hacia la derecha [este] se accede a la superficie de un estrato de arenisca, inclinado unos 25 grados hacia el mar, que muestra multitud de icnitas tridáctilas que se cruzan en varias direcciones y constituyen varios rastros, así como una huella de arrastre de cola. Esta constituye un ejemplo raro en el registro fósil, dado que, a diferencia de lo que se pensaba hasta hace poco, los dinosaurios caminaban con la cola erguida para mantener el equilibrio.
En estratos adyacentes con la misma orientación se observan también diversas icnitas de manos y pies de dinosaurios cuadrúpedos, vistos en planta, así como la sección vertical de una de ellas de grandes dimensiones, probablemente de un saurópodo.
Otros 60 metros más allá en la misma dirección, en la pared vertical del acantilado, se ven icnitas de cuadrúpedos con relleno areniscos a modo de abultamientos en la base de los estratos subhorizontales de la misma composición o aisladas en el interior de margas grises.
Playa de Tazones Villaviciosa
En la playa de Tazones existe un panel explicativo. Partiendo del propio cartel, se sigue por la playa y el acantilado, y a unos 120 metros de aquel, sobre la superficie de un estrato gris, inclinado unos 45 grados, se observan varias icnitas tridáctilas pertenecientes a dinosaurios bípedos, orientadas en varias direcciones. Algunas de ellas constituyen un rastro.
Si continuamos unos 480 metros en la misma dirección, y dentro ya de la Formación Vega, de origen fluvial, se divisa otra huella tridáctila de dinosaurio formando un contramolde en la base de un saliente de arenisca a modo de alero situado a varios metros de altura.
Puerto de Tazones Villaviciosa
En el acantilado del extremo oeste de Tazones y pocos metros después de rebasar el espigón del puerto se observar un magnífico ejemplo de falla vertical dentro de una sucesión alternante de areniscas, lutitas y margas. Unos pocos metros más adelante se pueden ver varios ejemplos de huellas de raíces verticales rodeadas por un halo verde pálido sobre un fondo de roca rojiza que representan paleosuelos jurásicos.
Acantilados de Lastres Colunga
Desde la carretera de la costa N-632 a la altura de Colunga se toma la comarcal As-257 que conduce a Lastres. Rebasada esta localidad y tras recorrer 1,5 kilómetros se llega a Luces, donde se toma un desvío a la derecha por una carretera asfaltada y estrecha que conduce al faro de Lastres. Unos 650 metros antes de llegar al faro, parte de frente un camino por el que debemos recorrer unos 850 metros hasta el pie del acantilado.
Cerca de allí, y un poco al este, se encuentra un bloque suelto de arenisca con dos contramoldes de huellas de dinosaurio, una tridáctila de un bípedo y otra en forma de media luna [saurópodo]. Siguiendo por la base del acantilado hacia el oeste unos 300 metros se accede a unos estratos de arenisca inclinados sobre los que se encuentran varias icnitas tridáctilas y un rastro de saurópodo, éste último bastante desgastado por la acción del mar.
También se pueden observar numerosos fragmentos de troncos fosilizados de árboles jurásicos de hasta 50 cm. de diámetro.
Playa de la Griega Colunga
A la Playa de la Griega se llega desde la N-632, para desviarse a Colunga y allí tomar la carretera que va a la playa de Lastres y también a la de la Griega. Aunque para ir a ésta, hay que tomar una carretera a la derecha. Existe un panel explicativo en el margen derecho de la ría, inmediatamente después de rebasar el puente que la cruza, muy próximo al camping. A partir de aquí, se continúa en dirección al acantilado de la parte oriental de la playa. A unos 500 metros del panel explicativo aparecen en la superficie de un bloque suelto de arenisca roja, dos protuberancias de escala decimétrica que corresponden a contramoldes de una huella de la mano y otra del pie de dinosaurios cuadrúpedos, orientadas en direcciones opuestas.
Siguiendo por el mismo borde del acantilado otros 150 metros se llega a un estrato de arenisca suavemente inclinado hacia el mar cuya superficie está atravesada por diaclasas [grietas de origen tectónico] en varias direcciones. A menos de un metro por encima hay una caliza gris que contiene diminutos fósiles de gasterópodos y diversas depresiones grandes [de hasta 1,3 metros de diámetro] redondeadas. Son icnitas de grandes dinosaurios cuadrúpedos que muestran un reborde periférico abultado. Se trata de las icnitas más grandes de España, y por sus dimensiones se las puede considerar entre las más grandes del mundo. El dinosaurio que las produjo se tenía que tratar de un ejemplar de dimensiones colosales, se trataba de un saurópodo gigantesco cuadrúpedo, cuyo peso podía oscilar en torno a las 100 toneladas. Aparte de éstas, puede observarse un rastro formado por seis huellas que corresponden también a un saurópodo de menor tamaño.
Lateralmente y sobre la misma superficie aparecen otras icnitas tridáctilas que forman un rastro algo más difícil de identificar. Unos 30 metros más allá se observan unas areniscas rojas de la formación Vega, que contienen huellas de raíces verticalizadas de color verde pálido, correspondientes a antiguos paleosuelos situados en áreas laterales al cauce de un río jurásico. La distancia entre el panel explicativo y el final del itinerario es de unos 600 metros.
Playa de Vega Ribadesella
El acceso desde la carretera de la costa N-632 se encuentra en los alrededores de la localidad de Torre, unos 6 kilómetros al este de Ribadesella. De ahí parte una carretera asfaltada de 1,8 kilómetros que conduce hasta la playa de Vega.
A escasos metros del extremo oriental del aparcamiento se ven formaciones que contienen abundantes fósiles marinos. Por encima de ellas se dispone una capa de conglomerado de cantos silíceos de un metro de espesor; 8 metros por encima se ve un estrato de arenisca en cuya base hay varias huellas tridáctilas de dinosaurios bípedos. La composición geológica es propia de esta formación Vega de origen eminentemente fluvial. Está poco accesible.
Acantilados de Tereñes Ribadesella
Se toma la carretera de subida a Tereñes hasta llegar a un alto en donde la misma hace un brusco giro a la izquierda, en un cruce de caminos. A partir de aquí, en donde está situado el panel explicativo, se toma una estrecha carretera en ligero descenso durante 200 metros, de donde parte un camino a la derecha que conduce al acantilado.
En esta línea de costa en concreto batía suavemente un mar interior, protegido de los mares más vivos por una formación geológica a modo de dique.
Una vez allí, se comienza el recorrido de derecha a izquierda [hacia el oeste]. Pueden observarse diversas icnitas de dinosaurio, entre las que destacan tres rastros, dos de dinosaurios bípedos y tridáctilos y otro muy espectacular de cuadrúpedos, en el que se ven huellas de manos y pies. Se localizan sobre una roca plana e inclinada como es costumbre en estos casos. La primera cata científica de estas huellas concluyó con «dinoturbación», es decir, una masa de huellas arbitrarias, por efecto de una cita masiva de dinosaurios de toda condición, en el mismo sitio. Sin embargo, desde hace poco tiempo se ha cambiado de teoría. Y es que si se analiza la longitud del paso, el tamaño de las mismas, y la orientación respecto a un eje, se descubre, sorprendentemente [y este es un hallazgo de gran relevancia en la europa continental de los dinosaurios], que los rastros son paralelos entre sí, con una simetría pasmosa que nos dice que aquellos «monstruos» caminaban en manada por aquel lugar, dando un paseo sin prisa y sacando a relucir su comportamiento gregario. En su mayoría las huellas corresponden a bípedos herbíboros, si bien choca apreciar como en lo más alto de la roca otro rastro diferente avanza perpendicularmente hacia las primeras. Tienen mas afilados los dedos, se trata de bípedos carnívoros, los que comúnmente se tragaban a los primeros. Entre las huellas de la manada y las del carnívoro pueden haber pasado miles de años.
En una pequeña ensenada a unos 90 metros al suroeste del peñón del Forno se encuentra un bloque de arenisca rojiza caído al pie del acantilado en el que se encuentran huellas tridáctilas de pequeño tamaño creadas por dinosaurios bípedos.
El recorrido total por la base del acantilado que contiene las principales icnitas así como ejemplos muy llamativos de grietas de desecación jurasicas es de unos 400 metros.
Playa de Ribadesella
En el extremo oeste de la playa de Santa Marina, al final del llamado Mirador del Pozu, hay un panel explicativo. Si se mira hacia el sur, se divisan calizas grises del carbonífero que destacan en el relieve de la pared vertical.
Cerca del final del paseo encontramos una alternancia de margas y calizas con intercalación de areniscas, que se prolonga por el acantilado hacia el oeste. Muestra diversos niveles ricos en lamelibranquios muy pequeños, así como grietas de desecación y frecuentes icnitas de dinosaurios. Estas aparecen en la superficie de los estratos como depresiones de contorno ovalado o tridáctilo.
En la misma bajada al acantilado desde el mirador del final del paseo pueden verse algunas de estas huellas. A partir de aquí y siguiendo unos 150 metros hacia el oeste por la base del mismo se encuentra una gran laja de caliza arenosa inclinada al mar unos 80 grados. Sobre ella hay varios rastros de pisadas de saurópodos [cuadrúpedos].